El planeta se enfrenta a una gran amenaza. Coincidiendo con una gran sequía, un grupo de malhechores se propone eliminar las reservas de agua que quedan en la tierra, utilizando para ello un invento del Profesor Bacterio diseñado para acabar con la sequía (obvio). Mortadelo y Filemón son la última esperanza del mundo.
Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la Tierra es la segunda adaptación en imagen real de los personajes de Ibáñez. Repite la mayor parte del reparto de la primera entrega (entre los que destaca Pepe Viyuela como un genial Filemón) y varias novedades (como Alex O’Dogherty interpretando a Todoquisque, un desaprovechado maestro del disfraz que, supuestamente, debía rivalizar con Mortadelo). La elaboración de decorados es extraordinaria, reflejando de forma estupenda esa sobrecarga de detalles típicas de las viñetas; el maquillaje y la caracterización de personajes también está a la altura, consiguiendo que aceptemos como reales a personajes caricaturescos. Incluso hay un moderado uso del CGI en determinadas escenas que aprueba con nota alta.
Y eso es todo lo bueno que puedo decir.
Benito Pocino clavó a Mortadelo en La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003), pero no quisieron subirle el salario para la secuela, y eligieron a Eduard Soto, que a pesar de hacer grandes esfuerzos, no llega a hacerse con el personaje. Por otra parte, Javier Fesser ya había demostrado en diversos cortos y había confirmado con la película previa, que es el director ideal para adaptar a Mortadelo y Filemón (opinión mía personal, compartida por algunos y denostada por otros tantos). El guión de Misión: salvar la Tierra no pasa de ser un esbozo unido por diversos gags poco ingeniosos. En la película de Fesser se nota que hay una historia de fondo más elaborada con mucho esfuerzo dedicado a que los gags no fuesen solo momentos puntuales sobre los que avanzar la trama, sino que muchos de esos chistes tienen un desarrollo en paralelo integrado en la historia.
Aburrida y sin gracia. Son apenas 90 minutos que se hacen el doble de largos. Menos mal que volvió Javier Fesser para la siguiente.