La sala de torturas chinas (1994), un disparate sumamente disfrutable
«La sala de torturas chinas» parece una película de Jess Franco en versión china, o quizás como una película de Ozores dirigida por un primerizo Takashi Miike, o algo.
«La sala de torturas chinas» parece una película de Jess Franco en versión china, o quizás como una película de Ozores dirigida por un primerizo Takashi Miike, o algo.
«El diario de Ellen Rimbauer» es una de esas precuelas innecesarias que ni siquiera aportan nada a la historia de la que parten.
La pareja protagonista de «Los hijos de Hitler» son como los amantes de Teruel: si ella era tonta, aún más tonto era él.
«Las manos de Orlac» es la historia de un cirujano obesivo y reprimido con cierto fetichismo hacia los muñecos de cera.
«The Yakuza Hunters 2» (o 1, no lo tengo nada claro) es pura exploitation oriental con sangre, violencia, poco sexo y aires de western.
«Rey Gitano» parece una idea descartada para un álbum de Mortadelo y Filemón, desarrollada con abundancia de mala leche y sustancias sicrotrópicas.
«Pánico en el Transiberiano» es una pequeña joya clásica, con Christopher Lee y Peter Cushing atrapados en un tren de juguete con ¿una criatura del espacio exterior?
«Peter Rabbit» nos cuenta la historia de unos conejos traviesos un poco rojos… no, no es nada erótico.
«SARS Wars: Bangkok Zombie Crisis» es una comedia de muertos vivientes, con muchas vísceras y, a pesar del esfuerzo, pocas risas.
«War of the Worlds: Goliath» empieza como una interesante fantasía steampunk y termina como una copia de «Independence Day».