Sinopsis de «Push»
La División, una agencia gubernamental clandestina, se dedica a controlar a aquellas personas que tienen poderes paranormales y hacer experimentos con ellos. Los que no quieren participar o que están en contra, son eliminados. Nick Gant (Chris Evans) lleva escondiéndose de la División desde que, siendo un niño, asesinaron a su padre. Nick ha heredado sus poderes telequinéticos. Oculto en Hong Kong se siente seguro, pero se verá forzado a salir de su escondite cuando se cruce en su camino Cassie (Dakota Fanning), una chica de 13 años que puede ver el futuro. Cassie le pide ayuda para encontrar a Kira (Camilla Belle), una joven que tiene la más poderosa de las habilidades psíquicas desarrollados por la División: puede implantar pensamientos en las mentes de los demás. Kira tiene la clave para acabar con la División, y Nick y Cassie tienen que encontrarla antes que ellos.
Un quiero y no puedo
Dentro del seudogénero que podríamos llamar «películas de superhéroes que no son adaptaciones de material publicado en papel», Push podría haber sido agradable sorpresa, pero se queda en el intento. A pesar de plantear una serie interesante de premisas sobre las que ir construyendo la trama, rápidamente se diluye en un sinsentido carente de rumbo, en el que no se sabe qué buscan exactamente los protagonistas ni por qué se adhieren a una causa peligrosa en la que se juegan la vida sin un objetivo claro.
Hay un giro argumental «sorpresa» (estilo Desafío Total) realizado de forma bastante chapucera, y que casi puedes ver venir si consigues estar mínimamente atento, y que además se resuelve de forma simplona. En más de un momento el personaje de Chris Evans, en lugar de telekinético, parece omnisciente.
El final queda abierto, al no resolverse de forma definitiva lo que podría considerarse la trama principal, representada por ese maletín que buscan todos los personajes, quedándonos la sensación de haber visto el episodio piloto de una serie alargado hasta las casi 2 horas que dura la película.
Finalmente, destacar un par de cosas. La división en «castas» de los personajes según el tipo de poder que poseen, es una idea interesante. Y el excelente uso de la ciudad de Hong Kong como escenario de la acción supone un soplo de aire fresco ante localizaciones más vistas.