La marca del demonio tiene unas críticas pésimas: 2,4/10 en Filmaffinity y 3,2/10 en IMDB. No nos engañemos, no es una buena película, pero no está del todo mal. Tiene un punto de molonidad a la que no llegan otras películas del género exorcista.
Y cuál es ese punto de molonidad? Cthulhu.
El libro que firma toda la película, y el origen de uno de los protas comparte textos y simbología con el necronomicón. Además de ser así, lo mencionan. Además, durante la lectura en latín del texto, no sólo se menciona a Cthulhu, sino que se ve escrito en una de las hojas del libro incluyendo algunas imágenes de los mitos. Sumamos la frase de Lovecraft al inicio de la película y no sé a vosotros, pero a mí ya me tienen ganado.
Y ya. Si quitamos eso, es una película mala de exorcismos, y escrita con un guión de repositorio de guiones de exorcismos: pareja de exorcistas (uno cura, otro freelance) matando demonios y cobrando por ello, para comprar heroína. Sí, tal cual… es como si El exorcismo de Emily Rose la hubiera dirigido Eloy de la Iglesia.
Bueno, quizá estoy siendo muy malo con la película, y la verdad es que me lo pasé bastante bien. Aún con la falta de clímax necesaria en la «batalla final» contra el bichoño se deja ver. Es una pena, porque podría ser mucho mejor de lo que es si hubieran cuidado ciertos detalles.
En resumidas cuentas, La marca del demonio no está mal, pero no se va a convertir en un clásico del género. Para ver en un ciclo de pelis de exorcismos puede estar bien, para cambiar la temática y añadir un elemento no habitual como son los mitos de Cthulhu.