2012 (2009), Emmerich al cubo
«2012» es la obra maestra de Roland Emmerich en el género que domina. Es cine palomitero en su máxima expresión: un grandioso, exagerado y absolutamente entretenido desfile de destrucción. Es una mala película con un guion horrible, pero una experiencia cinematográfica fabulosa.
Negocios ocultos (2002), un thriller social con alma humana
«Negocios ocultos» es una película impactante y necesaria que invita a la reflexión sobre la realidad de la inmigración ilegal y sobre la percepción de la justicia y la humanidad.
Hijos de los hombres (2006), distopía más allá del tópico
«Hijos de los hombres» es una experiencia cinematográfica inolvidable que demuestra el poder del cine para emocionar, inspirar y provocar el pensamiento crítico.
12 Years a Slave (2013) – el horror de la vergüenza de la esclavitud de Estados Unidos
Una de los motivos por los que me encanta el cine es porque te transporta a otras épocas como si de una máquina del tiempo se tratase. Si además se trata de hechos reales, mejor que mejor, y en este caso se basa en la biografía que dejó escrita Solomon Northup, un hombre negro, libre, culto, con familia y un prometedor futuro por delante como violinista. Lo más importante: te hace sentir como si hubieras estado allí.