Culpables antes que ningún otro estudio que las películas de acción hayan llegado a más y más afortunados, la humilde productora Cannon Group colmó siempre la sed de accción y violencia que el padrino por excelencia de los 80, Joel Silver, no quería o simplemente no podía ya cubrir.
Aún fundada en 1967, no fue hasta finales de la decada de los 80, con el mecenazgo de los productores (y primos) israelíes Menahem Golan y Yoram Globus, que conoció su época dorada. Su osada estrategia se reducía a la simpleza de apostar por proyectos cuya calidad no iba más allá de agradar al insaciable público del cine bélico y de artes marciales, lo que comunmente se conoce como películas de serie B.