La muerte tiene ojos (1978), el hotel de los líos

La muerte tiene ojos - poster

TÍTULO ORIGINAL:
La sorella di Ursula

NACIONALIDAD:
Italia

AÑO:
1978

DURACIÓN:
91 min.

DIRECTOR:
Enzo Milioni

GUIÓN:
Enzo Milioni

MÚSICA:
Mimi Uva

FOTOGRAFÍA:
Vittorio Bernini

REPARTO:
Barbara Magnolfi, Stefania D’Amario, Vanni Materassi, Marc Porel, Anna Zinnemann, Antiniska Nemour, Yvonne Harlow, Giancarlo Zanetti, Alice Gherardi, Roberto De Ruggeriis

Sinopsis de «La muerte tiene ojos»

Las hermanas Bayne, Ursula y Dagmar, viajan en busca de su madre y llegan a un hotel de una pequeña localidad costera. Dagmar hace amistad con el director del hotel que intenta seducirla; también entran en escena la esposa de éste, de tendencias lésbicas, una cantante de cabaret amante del director y un muchacho drogadicto. Mientras en el hotel y sus alrededores empiezan a producirse una serie de asesinatos.

Ursula y su hermanita

La muerte tiene ojos es un giallo con elementos sobrenaturales y elevadas dosis de erotismo, rozando en determinados momentos el porno light. Aún no han pasado 5 mins de película y ya tenemos el primer desnudo integral femenino, y antes del cuarto de hora asistimos a una felación en toda la cara (nunca mejor dicho).

La muerte tiene ojos 01

De hecho, hay más escenas de destape que muertes, quedando este aspecto muy en segundo plano y no habiendo ni una mención al peculiar modo de matar del asesino, ni a lo que le hace a sus víctimas, excepto en una escena relacionada con uno de los últimos ataques.

La muerte tiene ojos 02

La historia se dispersa con un innumerable número de subargumentos que en vez de reforzar a la trama central, la enfangan y la vuelven muy confusa, con situaciones que apenas avanzan y no llegan a ningún lado. Romances, intrigas, celos, rivalidades, tráfico de drogas, el misterio detrás de las dos hermanas… Da la impresión de que hay mucho que contar, pero no se encuentra la forma correcta de hacerlo.

La muerte tiene ojos 03

Hacia el final hay un giro argumental sobre uno de los secundarios que te deja con cara de «¿pero qué coño me estás contando?», lo cual debe ser una táctica para despistar sobre la posterior revelación sorpresa de quién es el asesino misterioso y no darle muchas vueltas al hecho de que es imposible que ese personaje hiciera lo que nos han contado que ha hecho a lo largo de la cinta, incluyendo el hecho de estar en dos sitios distantes casi al mismo tiempo en más de una ocasión.

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