Sinopsis
Josefel Zanatas ha pasado 40 años en prisión bajo tratamiento psiquiátrico en un intento de curarlo de la influencia de su personalidad sádica y asesina, Zé do Caixão. Ahora, ha cumplido su condena y va a ser puesto en libertad, pero ¿estará curado? ¿había realmente algo que curar?
Después de muerto, las uñas siguen creciendo
Encarnação do Demônio es la tercera y ¿última? película dedicada a contar la historia de Zé do Caixao. José Mojica Marins ha tardado 40 años en poder realizarla, por diversos motivos que no vienen al caso, pero la demora ha merecido la pena y ha contado con un presupuesto más holgado y una mayor libertad creativa, lo que se traduce en un espéctaculo muy vistoso, con mejores efectos especiales, más desnudos (femeninos), y mucha (pero mucha, mucha) sangre y escenas escabrosas (aunque hay menos «gore»).
El argumento es poco más que otra vuelta de tuerca actualizada de los esquemas previos: Zé está obsesionado con tener descendencia, y busca a la mujer perfecta, libre de creencias y prejuicios, para concebirlo. Después de 40 años, el protagonista no ha cambiado, pero la sociedad brasileña sí. El pueblo católico de las entregas anteriores se cambia por una típica ciudad (podría ser São Paulo, creo que lo especifican) con sus favelas, desigualdades sociales, corrupción política y policial, tráfico de drogas…
Mediante una pequeña pirueta narrativa el personaje es rescatado del trágico final de Esta noite encarnarei no teu cadáver y de la polémica sumisión de Zé intentando abrazar la cruz en busca de liberación y perdón. Algo similar a lo que pasó entre el final de la primera parte y el comienzo de la segunda.
Principios y finales
En esta ocasión, Zé do Caixão no solo cuenta con la ayuda de Bruno, su fiel ayudante deforme, sino también con un grupo de seguidores tan nihilistas como él, que se dejan torturar alegramente para demostrar lo dedicados que son a la causa del enterrador, y que le ayudan a secuestrar y a infligir salvajes y retorcidad pruebas a diversas mozas en la búsqueda de aquella que sea perfecta. Así, podremos ver, entre otras lindezas, diversas mutilaciones, cuerpos colgados en ganchos, ojos y bocas cosidos, desollamientos, autocanibalismo…
En la búsqueda de su ideal de mujer, Zé tiene que enfrentarse a enemigos que ha creado con sus actos pasados, encarnaciones de las fuerzas de la ley y la religión, contra los que ya luchó de una forma u otra en anteriores ocasiones. Por otra parte, también se encontrará, de nuevo, con los espíritus de sus víctimas, que siguen acosándolo, aunque en esta ocasión ya tiene más asumido que sólo son producto de su imaginación y va ganando más confianza a la hora de responder ante sus ataques.
Curiosamente, ese «poder espiritual» posterior a la muerte, es lo que va a permitir a Zé do Caixão vencer a sus enemigos después de un enfrentamiento final aparentemente definitivo y fatal para él mismo, pero abierto a la especulación.