TÍTULO | Big Bad Wolves | ||
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AÑO | 2013 | NACIONALIDAD | Israel |
DIRECTOR | Aharon Keshales, Navot Papushado | ||
GUIÓN | Aharon Keshales, Navot Papushado | ||
REPARTO | Lior Ashkenazi, Rotem Keinan, Tzahi Grad, Doval’e Glickman | ||
SINOPSIS | Una serie de brutales asesinatos de niñas une los caminos de tres hombres: el padre de la última víctima que busca venganza, un detective de la policía que actúa al límite de la ley, y el principal sospechoso, un profesor arrestado y puesto en libertad por falta de pruebas. |
Chocante y perturbador thriller policíaco con unos toques de humor negro muy raro. No estoy muy seguro de si es bueno o malo, pero sí que es extraño de narices. Supongo que el alivio cómico como contraste frente a escenas algo durillas no es lo más fácil de hacer que parezca natural. La cinta tiene momentos desagradables, pero no es explícita, juega más con contarte lo que no ves y dejar que tú te lo imagines, lo cual al final resulta mucho peor, por supuesto.
En fin, sigo tras el salto, sin hacer spoilers, aunque puede que suelte alguna pista de la trama. Ojo.
Big Bad Wolves va directa a lo que quiere contar, y no se detiene en ofrecer explicaciones superfluas. Empezamos con la desaparición de una niña mientras juega con sus amigos en una casa abandonada, contado con una maravillosa secuencia a cámara lenta como una apropiada versión del cuento de Caperucita Roja. Y después pasamos al brutal interrogatorio al que un grupo de policías someten a un sospechoso en un edificio en construcción, con la mala suerte de que son grabados con el móvil de un testigo casual.
En ningún momento sabemos por qué la investigación policial es infructuosa hasta el punto de tener un solo sospechoso por la vaga descripción de una testigo. No sabemos si es incompetencia, desidia, o que el asesino es demasiado bueno. Tampoco es lo que importa.
Cuando el jefe de policía se entera de ese interrogatorio no autorizado y aparece el cuerpo sin cabeza de la niña, el responsable de la investigación es apartado del caso y destituido; cuando el video del interrogatorio aparece en youtube, entonces es suspendido de empleo, lo que no le impedirá continuar con su investigación. El principal sospechoso, que resulta ser profesor en un instituto, también es amablemente invitado a abandonar temporalmente su puesto. Mientras tanto, el padre de la niña, alquila una casita remota en medio del monte, en una zona solitaria rodeada de tribus de incivilizados árabes (esto es parte del humor de la película, no es opinión mía).
El ex-policía quiere una confesión por cualquier medio. El padre quiere saber, como sea, dónde está la cabeza de su hija. El profesor necesita desesperadamente convencer a alguno de los otros dos de su inocencia. Ya tenemos el trasfondo listo para que los tres personajes confluyan a un escenario de violencia, tortura, tartas, dudas, sopa de pollo y tonos de móvil inapropiados e inoportunos.
La peli no va de averiguar quién es el asesino, sino que pretende que nos cuestionemos hasta qué punto es legítimo o lícito condenar y castigar a alguien por el simple hecho de que lo han señalado como culpable en los medios, redes, etc. sin que existan pruebas contundentes de ello. Incluso juega en el arriesgado filo de intentar que empaticemos con las diferentes visiones del tema, sin llegar a mojarse en ninguno, con un final que parece que sí se decanta por un lado, pero que realmente lo que hace (o debería hacer) es plantear más dudas.
Curioso que el único personaje sensato de una película israelí sea un árabe «del monte», que apenas aparece en un par de escenas para plantear temas que ni siquiera tienen nada que ver con la trama principal.
Recomendable para pensar un poco sobre la venganza, y sobre todo, sobre la culpa.
Y aquí abajo un clip, podría ser un spoiler… no le des al play si no estás seguro…
Me gustó bastante. A la gente tengo que decirles que es una especie de Tarantino para que no crean que es el típico cine europeo independiente xDD
Interesante.