Ayer se ha estrenado en España la nueva serie en la que está involucrado J.J. Abrams. Una nueva búsqueda de volver a triunfar en el género de la ciencia-ficción, con una apuesta no muy arriesgada, lo que se traduce en amplio margen de público, pero reduce las posibilidades de gran éxito al no mostrar nada realmente nuevo.
Intentando resumir, la serie se basa en la relación de dos policías en el año 2048, uno humano (Karl Urban) y otro sintético (Michael Ealy). El primero, John Kennex, se reincorpora al cuerpo después de ser el único superviviente en una emboscada, en la cual perdió una pierna (ahora robótica) y le produjo grandes secuelas en la memoria; además de perder a su compañero. En su nueva etapa comprobará para su desgracia, que han cambiado algunas normas, como que ahora todo policía humano debe tener como compañero uno sintético, a los que culpa de no haberle ayudado a salvar a su compañero (muy estilo Yo Robot, el androide calculó las posibilidades de supervivencia) y no lo aceptará de buena gana. En el otro bando tenemos a Dorian, modelo antiguo de los nuevos compañeros de los humanos, pero mucho más parecido a estos últimos, con alma y sentimientos sintéticos; impuesto al lado de Kennex por una corazonada de su jefa.