Yoshiro Kamogawa es un típico estudiante de secundaria de un pequeño pueblo japonés. Un día se despierta con la capacidad de leer la mente de los demás, una habilidad que pretende usar para salvar el mundo de alguna forma, siempre que, de paso, consiga impresionar a la bella Sae Masami, la nueva estudiante que se ha mudado de Tokyo. Pero no es el único que tiene poderes síquicos.
54 chicas se reúnen en una estación de metro para saltar con alegría a las vías. Es el primero de una serie de suicidios que se extiende por Japón. En principio, la policía descarta que pueda existir alguna conexión entre ellos, aunque pronto los acontecimientos indican que podría no ser así.
Reina Triendl, Mariko Shinoda, Erina Mano, Mika Akizuki, Urara Aryû, Mao Asô, Nanami Hidaka, Aki Hiraoka, Rin Honoka, Hikaru Horiguchi, Rika Hoshina, Nanami Ishimaru
SINOPSIS
Una inocente excursión escolar es el inicio de una pesadilla… ¿o no?
Un sudor frío nos recorre la espalda durante los primeros 10 minutos, pensando que podemos estar ante una versión oriental de «El Incidente» o, cuando se posa el viento, de «Alicia en el País de las Maravillas». El desengaño que nos llevamos ante esta previsión es casi peor.
Os dejo con la secuencia inicial, que es lo más interesante que tiene:
Jigoku de naze warui? (Why Don’t You Play in Hell?)
AÑO
2013
NACIONALIDAD
Japón
DIRECTOR
Sion Sono
GUIÓN
Sion Sono
MÚSICA
Sion Sono
FOTOGRAFÍA
Hideo Yamamoto
REPARTO
Jun Kunimura, Shinichi Tsutsumi, Fumi Nikaido, Tomochika, Hiroki Hasegawa, Gen Hoshino, Tak Sakaguchi
SINOPSIS
Ikegami (Shinichi Tsutsumi) es un gangster que guarda rencor hacia un viejo rival llamado Muto (Jun Kunimura), de cuya hija Himizu (Fumi Nikaido) siempre ha estado enamorado. Hirata, un director de cine (Hiroki Hasegawa), y un hombre llamado Kouji (Gen Hoshino), también se ven involucrados en este enredo.
La última película, del gran Sion Sono es un compendio, ya no solo de su cine, sino de (casi)todo el cine de género japonés, donde un grupo de cineastas amateurs (que se hacen llamar the fuck bombers) tratan de realizar su primera película, en una trama, en la que se irán mezclando distintas épocas y personajes.
Desgraciadamente, pese a sus muchas virtudes, la película no termina de ser tan redonda como otros títulos del mismo director, la excepcional Love Exposure (la historia de amor más bizarra jamás vista) o la sobrecogedora Cold Fish (simplemente una obra maestra) debido a un metraje algo irregular exclusivamente pensado para su genial clímax.
Con un gran reparto (siempre al límite del histrionismo) y una excelente banda sonora, obra del mismo director al igual que el guion, que pese a sus deficiencias, nos muestra el gran amor por el cine, que desprenden sus imágenes.
El resultado, es toda una gozada para los amantes del humor nipón más bizarro, pero si sabes mirar más allá, verás una interesante reflexión sobre el cine, llena de nostalgia (ese proyeccionista) y muy mala uva.
No dejéis pasar la oportunidad de ver este gran homenaje al cine y no os perdáis las aventuras de The Fuck Bombers en su intento por realizar una película de verdad, a toda costa.