Sinopsis de Robin y Marian
Desilusionados por los años que perdieron luchando como cruzados en Tierra Santa, Robin Hood y su amigo Little John regresan a Inglaterra y se dan cuenta de que todo ha vuelto a ser como antes.
«Lo haré todo menos llorar tu muerte»
Robin y Marian es una película de Richard Lester, director con una exigua filmografía que ha destacado por realizar dos películas de los Beatles, tres sobre Los tres mosqueteros y, sobre todo, por sustituir a Richard Donner en Superman II y ocuparse de Superman III, además de ocuparse de otras cintas «menores». Está protagonizada por unos inconmensurables Sean Connery y Audrey Hepburn, con una pequeña visita ocasional de Richard Harris.
Vi por primera vez la peli hace muchos años en un pase televisivo a horas intempestivas y me enganchó desde el primer minuto. Desde entonces la he revisado varias veces, y a mejores horas. Me fascinó el tono de comedia crepuscular desmitificadora y creo que es uno de los motivos por los que tengo tan buena opinión de los Episodios VII y VIII de Star Wars, donde el tratamiento de la relación entre Han y Leia, y la actitud de Luke son un reflejo muy interesante de esta visión de Robin Hood en su etapa madura, mucho después de haber vivido sus hazañas más conocidas.
La cinta consigue un equilibrio perfecto entre amor, humor y acción. Es una glorificación de la vida y una ridiculización de la magnificencia de los héroes, poniendo los pies en la tierra y mostrándolos en una cotidianeidad casi ridícula. El «realismo» más patético es lo que prima en la mayor parte del metraje: las batallas por honor son estúpidas, las armaduras son incómodas, las grandes espadas son difíciles de manejar y las peleas incluyen golpes rastreros y patadas…
La ambientación es excelente, con una primera parte que refleja el declive del héroe, en un paraje desértico y rocoso, y una continuación en un entorno boscoso lleno de vida que parece presagiar un regreso a la grandeza, pero que con su iluminación tenue y otoñal ya nos presagia hacia dónde va la historia. Por otro lado, la partitura de John Barry envuelve la trama en todo momento de forma perfecta.
Y como colofón, una de las declaraciones de amor mñas emotivas y conmovedoras de toda la historia del cine.