Sinopsis de Ouija Shark
Un grupo de adolescentes despiertan de su letargo a un tiburón tras usar un tablero de ouija. Para sobrevivir, deciden contactar con un experto en ocultismo que tratará de entrar en el reino onírico del tiburón espectral para terminar con él.
¿Es un fantasma o es un tiburón?
Brett Kelly (aka Scott Patrick), el director de este truño monumental llamado Ouija Shark, lleva haciendo algo que dicen ser películas desde el año 2001, acumulando una amplia filmografía basada en títulos y posters promocionales que recuerdan a grandes estrenos de éxito. Es un realizador de mockbusters de garrafón; su trabajo hace que la producción de The Asylum, por ejemplo, pueda ser considerada, en comparación, Obras de Arte, así con mayúsculas y todo.
Por suerte, no he visto toda la filmografía de este tipejo (aunque seguro que poco a poco iré picando con la gran mayoría), pero sí he visto un par de muestras lo bastante separadas en el tiempo como para llegar a la conclusión de que todo lo hace igual, y muy mal. En 2013 😵 comenté Jurassic Shark (2012) y hace un par de años Raiders of the Lost Shark (2015), dentro del segundo Sharktember de Zinemaniacos. Repasando lo escrito, veo que ambas entradas son muy similares y todo lo dicho es perfectamente aplicable a Ouija Shark.
Para empezar la paradoja de la duración: poco más de una hora que podría contarse en unos 20 minutos y se hace eterna como si durase 5 horas. Brett Kelly no tiene ni idea de usar una cámara, ni de encuadres, ni de planos, y sobre todo no sabe nada de narrativa. Sus películas consisten en empezar a grabar delante de los «actores» y ya: paseos interminables en los que no pasa nada más que los personajes yendo de un punto a otros, pasando por todos los estados intermedios; conversaciones insustanciales y eternas que no aportan nada; primeros planos interminables sin sentido… o sus «famosos» planos de pies caminando… y así todo.
Evidentemente, en un proyecto entre amigotes que se juntan un fin de semana para echarse unas risas se puede perdonar casi todo, porque ni los medios ni la intención es la de crear una superproducción, pero después de 20 años haciendo «cosas», el estilo de Kelly parece que se ha quedado atascado en «llamar a los colegas y rodar unas escenas para pasar el rato». Cualquier trabajo de un estudiante en ciclo audiovisual (y ya no vamos a mencionar trabajos de fin de curso o proyectos de fin de carrera) tiene más nociones de lenguaje cinematográfico y es mucho más interesante.
Y no quería alargarme más con esto, pero no puedo dejar de mencionar dos cosas que casi consiguen subir la nota de la peli (casi): la batalla final en el más allá entre un Doctor Muy Extraño y el tiburón fantasmón, y descubrir que todo es parte de un malévolo plan por parte del actual inquilino de la Casa Blanca para desarrollar nuevas armas en su futura conquista del mundo 😆 – Sí, son SPOILERS A CASCOPORRO y no merece la pena ocultarlos…