«La masacre de las colegialas karatecas» (2005)… Asian trash, con acento en trash

colegialas-karatecas
TÍTULO ORIGINAL Shin kaidan rajo daigyakusatsu: Bakeneko makai shôjo-ken
AÑO 2005
NACIONALIDAD Japón
DURACIÓN 85 min.
DIRECTOR Seiji Yamada
GUIÓN Seiji Yamada
MÚSICA Ryûta Masuyama
FOTOGRAFÍA
REPARTO Yukiko Saitani, Erina Nakanishi, Riko Komura, Aiko Mori, Awa Mizuno, Hiroyuki Kojima, Jun Miyahara, Kento Tamura, Makoto Uchida, Masashi Morii, Miho Amano, Mikako Takahashi, Mikiko Yamane, Shôichi Asano, Sumomo Uchimura, Teruaki Ogawa, Toro, Yuka Sakamoto
Que te calles Karmele

Un millonario demente secuestra jóvenes adolescentes y los lleva a su isla privada donde los caza, los tortura y los mutila alegremente.

Lo he dicho en alguna que otra ocasión: hay películas que son (objetivamente) buenas o malas; hay otras que son «malas pero te ríes», ideales para ver en grupo y/o con un par de cervezas; y hay pelis que son tan horribles que solo son visionables bajo potentes efectos sicotrópicos o sedantes.

La Masacre de las Colegialas Karatecas es casposa hasta niveles insondables. Desde el título hasta el reparto, formado por estrellas del porno y dobladoras de anime.

El planteamiento inicial no es malo: un tipo que está muy mal de la olla reúne una banda de dementes a cada cual peor, y se dedican a secuestrar y torturar adolescentes en una isla perdida. Se da la casualidad de que una de las últimas víctimas es amiga de la infancia de una de las secuaces del pérfido villano. Unas gotas de Battle Royale y Los Juegos del Hambre mezclado con Azumi. Hasta aquí bien, después todo es cuesta abajo.

Thriller versión nipona con el temible pirata Roberts
Thriller versión nipona con el temible pirata Roberts

La caracterización de los personajes oscila entre lo bizarro y lo más ridículo imaginable. El desarrollo de la trama es nulo. Y la coreografía de las peleas es inexistente, consistiendo únicamente en gente que lanza golpes aleatorios al aire, gente que hace como que le pegan y sonido de videojuegos de lucha. Resulta curioso que habiendo combates con multiples armas de filo, durante aproximadamente la primera media hora apenas no hay sangre; de repente, alguien trae al rodaje una bomba de presión y unos litros de ketchup, y todas las heridas se convierten en surtidores abundantes de líquido rojo.

Podría destacar, por curiosidad más que nada, un par de escenas semigore: la fijación del malo maloso por arrancar los párpados a sus víctimas, y el momento en el que a uno de los pobres desgraciados le desenrrollan las tripas y lo estrangulan con ellas.

Recomendable para amantes del cine gore casposo, los chinos y las bragas blancas.

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