Sinopsis
Tarzán abandonó la jungla africana hace años para llevar una apacible vida acomodada como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su esposa Jane Porter. Los acontecimientos le llevan a investigar las sospechosas actividades del rey belga en el Congo junto a un antiguo mercenario llamado George Washington Williams.
Tarzán a todo gas
La leyenda de Tarzán es la última adaptación hasta la fecha del famoso personaje de Edgar Rice Burroughs, ligeramente superior a la anterior a ésta, una producción alemana realizada en animación 3D y estrenada dos o tres años antes, y bastante alejada de la última versión en imagen real, Tarzán y la ciudad perdida (1999), con Casper Van Dien y Jane March.
La historia es correcta, aunque bastante irregular en su desarrollo y en un par de ocasiones, hacia el final, las tramas se resuelven de forma precipitada y sin mucho sentido. El uso de flashbacks para volver a contarnos el origen de Tarzán, entremezclados con la situación «actual», donde se nos presenta a Tarzán «retirado de la selva» y las condiciones que le hacen volver, ralentiza mucho el arranque de la acción. La pelea final es extremadamente anticlimática.
Eso sí, la fotografía y los paisajes son preciosos. Los efectos especiales aprueban con nota alta. Los paseos en liana son impresionantes y muy dinámicos, bueno, si no contamos el asalto al tren donde podemos ver una liana de varios miles de kilómetros de largo XD
Un blockbuster familiar que quisiera ser para mayores
Alexander Skarsgård dota al hombre mono de una imponente presencia física, pero apenas consigue transmitir nada más a la hora de ponerse en la piel del protagonista. Margot Robbie está estupenda como una Jane Porter a la que parece que quieren dar un papel más activo, lejos de la típico damisela indefensa a la que hay que rescatar, pero todo se queda en una fugaz ilusión.
Christoph Waltz hace un papel de villano en piloto automático, sin aportar nada nuevo a lo visto en otros personajes similares del actor, y Samuel L. Jackson se confirma en su línea de secundario-comparsa que sirve alivio cómico con su habitual desparpajo a la hora de encarar estos papeles cada vez más habituales en su filmografía.
Coincido con la crítica, añado que los paisajes son una pasada y que a Alexander Skarsgård le sobraba ropa en todas y cada una de las escenas.