La bestia del reino se inspira en el poema «Jabberwocky» de Lewis Carroll, aunque no sigue su narrativa de forma literal, sino que utiliza su tono y la criatura que le da título como punto de partida para una historia que mezcla comedia negra y aventuras. Se trata del primer largometraje dirigido en solitario por Terry Gilliam (Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, Los héroes del tiempo), donde ya se puede apreciar su excéntrico estilo visual, su humor absurdo y su espíritu caótico. A pesar de no ser tan conocida como sus obras posteriores, esta recreación de un mundo medieval lleno de mugre, sátira, surrealismo y personajes extravagantes tiene un encanto único y una estética distintiva. Protagonizan Michael Palin (Se armó la gorda, La vida de Brian), Max Wall (Se nos ha perdido un dinosaurio, El perro de Baskervilles), Deborah Fallender (Escuela de medicina, Pequeño tesoro), John Le Mesurier (El hermano más listo de Sherlock Holmes, Stand up, virgin soldiers) y Annette Badland (Last day of Summer, Knights & Emeralds).
Sinopsis de «La bestia del reino»
Jabberwock, bestia inmunda, hace estragos en el reino de Bruno el Contestable y este promete la mano de su hija a quien consiga matar al monstruo. Una simple campesino, Dennis Cooper, se ve envuelto, por accidente, en la caza de la temible criatura.
Una mirada satírica y surrealista al medievo
La bestia del reino es una película que no deja indiferente. Aunque no sea perfecta, resulta fascinante por su originalidad y su capacidad para hacernos reflexionar sobre la sociedad y la condición humana. En lugar de glorificar los mitos caballerescos, como suele ser habitual en los escenarios (seudo)medievales, la cinta se burla de ellos. Los caballeros son ineptos, los campesinos son sucios y supersticiosos, y el reino mismo es una parodia de la burocracia absurda.
Los paisajes, los personajes y los objetos están cargados de simbolismo y de una estética que recuerda a los cuentos de hadas más oscuros. La puesta en escena y el diseño de vestuario crean un mundo que es a la vez familiar y extraño, lleno de personajes excéntricos y paisajes fantásticos.
En la parte negativa, aunque el tono desenfadado y la estructura episódica son entretenidos, y hay escenas realmente magníficas, por momentos el ritmo se estanca y la trama va a la deriva. Esto puede resultar frustrante para el que busque una historia más cohesionada. Por otro lado, el humor del director, absurdo, grotesco e incómodamente oscuro, a veces en exceso, no es para todos los gustos.
No obstante, si eres fan del cine de Gilliam o te gustan las películas de fantasía con un toque de humor negro, La bestia del reino es una visita obligada.
Hasta el trailer es una fruta maravilla…