Sinopsis de El Último Tiburón
En una población playera norteamericana se va a celebrar una competición de surf. Los incautos participantes no saben que por la zona ha aparecido un temible tiburón blanco ansioso de carne humana.
Desde las tinieblas del mar
El Último Tiburón es una película italiana dirigida por Enzo G. Castellari, prolífico director de serie B sin nada especial que destacar en su filmografía. Como tantas otras estrenadas a finales de los 70 y principios de los 80 en la estela del Tiburón de Steven Spielberg, intenta rebañar un poco del éxito de la misma. De hecho, es España se estrenó como Tiburón 3, en Brasil (que van más adelantados) como Tubarão IV y en Hong Kong como Jaws 81, por citar algunos ejemplos.
El argumento recoge elementos de la citada Tiburón y de su secuela oficial, Tiburón 2, y no se esfuerza en ofrecer nada nuevo. Como mucho, señalar el detalle de que el político de turno, empeñado en preservar el atractivo turístico de la región por encima de la seguridad ciudadana, acaba dirigiendo un equipo para cazar al escualo con los resultados esperables, aunque al menos no se queda sentado mandando a otros a hacer el trabajo 😆 En esta cinta el que sí queda mal es el periodista encargado de cubrir el suceso y su equipo. Lo mismo el bueno de Enzo tenía algún problema con la prensa y no con la clase dirigente…
Los efectos especiales incluyen: imágenes de documentales de tiburones, bastante cutres porque tienen una iluminación y una fotografía demasiado diferente de la película normal; uso de maquetas y miniaturas, bastante logrado en la mayor parte de los casos (no, la escena del helicóptero no está dentro de estos casos, aunque tenga su encanto por otros motivos); una enorme cabeza de cartón piedra que sale a boquear sobre la superficie antes de la mayor parte de los ataques, bastante horrible, solo sirve para provocar risas involuntarias.
Una vez metidos en harina, se echa de menos que haya más muertes en los primeros 40 minutos o así, pero en cuanto enfila la recta final nos ofrece varias escenas sangrientas, con desmembramientos, mutilaciones y demás.
Buen ritmo y corta duración. Siendo sinceros es más disfrutable y entretenida que la tercera parte oficial… y muchísimo más que la cuarta.