Sinopsis de «A 47 metros»
Durante una inmersión, dos hermanas que están de vacaciones en México, se quedan atrapadas en una jaula de avistamiento de tiburones, con el oxígeno agotándose y rodeadas de peligrosos tiburones blancos. Sin ayuda en la superficie, sin ayuda bajo la superficie.
Sin aliento
A 47 metros es una interesante propuesta en el amplio y sobre-explotado género de pelis con tiburones. Con un presupuesto bajo y un reparto reducido al mínimo necesario, se consigue un ambiente claustrofóbico y agobiante en un entorno en el que reina la oscuridad y una agobiante sensación de soledad, a escasos 50 metros de la superficie.
Después de los preámbulos justos para introducirnos en materia, la cinta pasa enseguida a la acción, dejando a las dos protagonistas atrapadas bajo el mar, sin poder comunicarse con la superficie, separadas de un grupo de tiburones hambriento por una frágil jaula y con las reservas de aire bajando de forma alarmante. Precisamente, lo mal gestionado que está el consumo del oxígeno, que parece que siempre está a punto de acabarse, puede ser el principal problema de la trama, que por otro lado, resulta bastante satisfactoria.
Hay que señalar que se trata de una película más centrada en la supervivencia en un entorno hostil que en la sangre, la vistosidad de los ataques de los escualos, que aparecen poco y de forma fugaz, o el conteo de muertes viscerales (solo hay una o dos y casi, casi fuera de pantalla).
Hacia el final hay una vuelta de tuerca que, aunque se ve venir, puede no ser del agrado de todo el mundo.