Venus, dirigida por Jaume Balagueró (Los sin nombre, Frágiles, [•REC]), es una película de terror española que se inspira levemente en el cuento de «Los sueños en la casa de la bruja» de H.P. Lovecraft. Protagonizan Ester Expósito (Tu hijo, Cuando los ángeles duermen, Mamá o papá), Ángela Cremonte (Más pena que gloria, Vete de mí, Todas las canciones hablan de mí), Magüi Mira (Reflejos, Las amargas lágrimas de Petra von Kant, En las estrellas), Fernando Valdivieso (Parada en el Infierno, No Matarás, Hasta el cielo) y Pedro Bachura (Diamantes negros, El verano que vivimos).
Sinopsis de «Venus»
Lucía es una bailarina que, tras cometer un robo en su lugar de trabajo, busca refugio en el apartamento de su hermana en los suburbios de Madrid, donde descubrirá secretos inquietantes y se enfrentará a oscuras fuerzas sobrenaturales.
Terror cósmico a la española
Venus es la segunda entrega dentro del sello «The Fear Collection», producida por Pokeepsie Films, la compañía de Álex de la Iglesia y Carolina Bang.
La película combina de forma efectiva el terror sobrenatural con elementos del thriller psicológico. Jaume Balagueró, conocido por su trabajo en el género de terror, demuestra su habilidad para construir atmósferas opresivas utilizando el edificio de apartamentos como un personaje más que contribuye al misterio y a la tensión. El diseño visual es crucial, con una paleta oscura y una dirección de arte que intensifica la sensación de peligro y aislamiento.
También es destacable la interpretación de Ester expósito en el papel principal, que ofrece una actuación intensa y convincente.
Aunque hay momentos de verdadero impacto y suspense, la narrativa se dispersa en ciertos tramos, sacrificando el desarrollo de personajes por el impacto visual. La subtrama con el grupo de mafiosos kinkis castizo podría haber dado mucho juego, pero se diluye entre todos los frentes que va abriendo la historia y acaba teniendo un final ridículo. El ritmo en general es muy desigual, con momentos de gran intensidad seguidos de otros más lentos y menos interesantes.
El tramo final exige una suspensión de la incredulidad de nivel casi cósmico.