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Admiradora secreta (1985), un viaje repleto de nostalgia

Admiradora secreta - poster

Admiradora secreta es una comedia romántica (adolescente) que juega con los enredos y malentendidos típicos del género, pero con una frescura y ritmo que la han convertido en una pequeña joya ochentera. Está dirigida por David Greenwalt (posteriormente responsable de varios guiones de Aquellos maravillosos años, Buffy, cazavampiros o Ángel) y protagonizada por C. Thomas Howell (E.T. el extraterrestre, Rebeldes, Amanecer rojo), Lori Loughlin (El pozo del infierno, La gran revancha, La hermandad de la justicia), Kelly Preston (Metalstorm, Christine, Al filo de la medianoche), Fred Ward (El jinete del tiempo, Más allá del valor, Chicas en pie de guerra) y Dee Wallace (Aullidos, La otra cara del entrenador, Cujo).

Sinopsis de «Admiradora secreta»

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Cyrano de Bergerac enredado

La premisa de Admiradora secreta es sencilla, pero como suele ocurrir en este tipo de comedias románticas, el encanto reside en los malentendidos y las situaciones cómicas que se derivan de la confusión. Aunque nunca llegó al estatus de culto de cintas como El club de los cinco o Un gran amor, esta comedia romántica ligera logra entretener con un enfoque más travieso que reflexivo, y con una estructura de enredos digna de una farsa teatral.

Admiradora secreta 02

Uno de sus puntos fuertes es su guion ágil, que mantiene el interés y el humor sin caer en la exageración, apostando por el enredo como motor principal y apoyado en un humor blanco con leves pinceladas picantes que lo diferenciaban de otras comedias con adolescentes de la época. No es particularmente innovador, pero maneja con eficacia el ritmo de la comedia de equivocaciones. La historia aprovecha bien la premisa del enredo amoroso y la comunicación errónea, generando situaciones divertidas y momentos entrañables.

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Lo que más destaca, vista desde la distancia, es su innegable aire de nostalgia. Desde los peinados voluminosos y la moda colorida hasta la banda sonora repleta de sintetizadores, la película es una cápsula del tiempo que nos transporta directamente a la década de los 80. Para aquellos que crecieron en esa época, es un dulce recordatorio de los dramas adolescentes, las fiestas de instituto y las ansias del primer amor. Curiosamente, la cinta es tan autoconsciente que, si no se hubiera estrenado en 1985, podría pasar perfectamente por un homenaje hacia el género.

En última instancia, aunque puede que no sea la película adolescente más ingeniosa o profunda de los 80, cumple con su cometido de entretener. Su encanto reside en su sencillez, su juvenil reparto de adolescentes veinteañeros y su capacidad para evocar una época pasada. Es una opción sólida para una tarde de cine ligero, ideal para aquellos que buscan un poco de nostalgia o simplemente una comedia romántica sin grandes pretensiones.

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Trailer de «Admiradora secreta»

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El caso Farewell (2018) – espías a medio gas

Cartel de El caso Farewell

Llevo una temporada viendo series y cine de espías, y últimamente todo tiene un componente sovietófilo. No iba a ser menos con El caso Farewell, recomendada por mi buen amigo Fernando, quien me dijo textualmente que la encontró «francamente llevadera», y eso hoy en día es mucho. Para quien no lo sepa, la película está basada en hechos reales. Esta historia fue determinante para propiciar la caída del Comunismo.

Imagen de la película El caso Farewell

Moscú, años 80, Guerra Fría. Defraudado por el régimen comunista, el coronel del KGB Serguei Grigoriev se propone derrocarlo. Se pone en contacto con el ingeniero francés Pierre Froment, al que proporciona información altamente confidencial que no tarda en llegar al propio Mitterrand, quien, a su vez, alerta al presidente Reagan sobre la existencia de una gigantesca red de espionaje gracias a la cual los soviéticos conocen hasta el más mínimo detalle de las investigaciones científicas, industriales y militares de los países occidentales. Pierre Froment se verá entonces implicado en un gravísimo asunto de espionaje que, además de sobrepasar su capacidad, pone en peligro su vida y la de toda su familia.

El caso Farewell intenta recuperar ese cine de espías ambientado en la guerra fría que tanto me gusta, y aunque sea una película que se cocina a fuego demasiado lento, he de reconocer que no me ha defraudado en absoluto. La historia cojea en varios aspectos, pero te olvidas rápidamente gracias a la dirección, puesta en escena y al reparto… Emir Kusturica y Guillaume Canet están soberbios en sus respectivos papeles.

La película tiene más carga política que de thriller de espionaje y es más humana y realista de lo que muchos querrán ver. No tenemos fantasmadas de James Bond o Jason Bourne, no tenemos elaboradísimas tramas que se van a traste con un giro final de guion. Tenemos una historia simple, que se va gestando poco a poco a medida que avanza la película hasta llegar a la última media hora, en la que el ritmo aumenta (poco) antes del clímax.

Si te gusta el cine de espías tranqui, sin mayores pretensiones que entretener, y con personajes humanos, El caso Farewell es una opción muy recomendable.

Como curiosidad, el actor que hace de Ronald Reagan es un conocido actor de acción de los 80, Fred Ward, que jamás olvidaré gracias a la película Remo: Desarmado y peligroso (1985).