Aunque más que camino debería decir… sufrimiento.
Y no sufrimiento como una alegoría del cadenismo cenobita, sino como tal… La colección de películas de Hellraiser me está pareciendo una caca de la vaca.
Sí, amo el género de terror, me encanta el gore, los sustos y la adrenalina que me obligan a generar. Con Hellraiser la sensación, a medida que avanza la saga, pasa de excitación y grima al tedio más desolador.