El otro día me he visto Pacific Rim, de la que hablo en mi anterior post, trayéndome recuerdos de una película que me flipó en la infancia, Robot Jox.

Mi pasión por el cine se lo debo a mi tío, estaba soltero, madero y le molaba comprarse lo último, era mi héroe. Gracias a esto yo disfrutaba del VHS, CD´s, televisión de 26′, el Spectrum… y sobre todo de la afición de mi tío por verse tooodas las películas de acción, ciencia-ficción, aventuras y demás que salían para alquilar o comprar en ocasiones. Ya cuando venía mi primo, no faltaba el cine y Burguer después, además de aumentar el número de películas alquiladas, Bruce Lee, Van Damme, Norris, Chuarche, Stallone, Seagal y cualquier cinta que tuviera una carátula que prometiera.

Así que después de tantos recuerdos me he vuelto a ver Robot Jox y la he disfrutado como un enano. Si la película lo tiene todo! normal que alucináramos mi primo y yo con ella! Robots enormes peleándose, futuro post-apocalíptico, coches que vuelan, puertas y ventanas que se abren automáticamente, era la… la repera!

Años después de un holocausto nuclear las guerras abiertas están prohibidas, el mundo se divide prácticamente en dos superpotencias (Yankees y rusos prácticamente) y sus disputas se resuelven en un combate de robots gigantes pilotados por soldados entrenados y elegidos para dicho fin (menudo argumento!). Dichos guerreros se saludan entre ellos y con la gente de su equipo chocándose los puños con los pulgares en alto y con una frase que debió pasar a la historia: Choca y fulmina!!

Los efectos especiales no están nada mal, los movimientos de los robots son muy parecidos a los del robot malo de Robocop (ED-209) , de hecho se filmaron el mismo año, 1987 (aunque Robot Jox se restrasó por quiebra de la productora) y utilizan mucho plano cercano para hacer más realistas los detalles de los golpes, sobre todo de piernas y brazos. El héroe es Aquiles, yo de aquella no tenía ni idea de la imponencia de ese nombre, pero molaba mucho como el nombre del malo Alexander. Desde el principio ves a la gente con mascarillas de esas de papel, grandes bloques de edificios, nuestro héroe va en un coche de forma poligonal que vuela y todas las puertas, ventanas y similares se abren automáticamente; todo esto que hoy en día es lo típico de películas futuristas, de aquella era increíble, alucinaba tanto que ni me daba cuenta que en cambio la nevera o la cocina de gas eran de lo más cutre.

Para seguir emocionándonos con el film aparecen rayos láser, de dos colores rojo y verde, pero tío! rayos láser al fin que sólo veías en los dibujos, y ya la caña es cuando el robot de Aquiles, dañado en un pié, se transforma en una especie de robot tanque, pero eso no es todo! el malo se saca de la entrepierna (estoy seguro de que mi primo y yo nos partimos de risa) una hoja de sierra mecánica, vengaaaa!!. Para aderezar todo esto la trama tiene varios alicientes, como cuando se descubre quien es el espía que le pasa información a los rusos, o cuando la intrépida novata sustituye a Aquiles en la lucha final y queda malherida… venganza! queremos venganza! Aún así después de la gran pelea final, que acaba fuera de los robots, el bueno consigue pararla antes de que alguien muera y mientras con tu inocente mente piensas «qué grande el prota, gana la pelea y no se carga al malo», ahora que la he vuelto a ver… Cárgatelo tio!!

Sinceramente y volviendo a mi edad actual, creo que si la película tuviera protagonistas conocidos, gente más contrastada detrás y algo más de suerte, podría haberse acercado a joyas como Robocop o Terminator, aunque tal vez su encanto esté en ese aire de serie B.