Sinopsis
Un clan yakuza comienza a desestructurarse, las conspiraciones y las traiciones están a la orden del día. Debido a la baja posición que ocupa en la familia, Otomo tiene que encargarse del trabajo sucio e intentar solucionar la situación.
Back to the basics
Con Outrage, Takeshi Kitano vuelve, aparentemente, al género yakuza, por el que es más (re)conocido, después de tres películas autoindulgentes que se dedicaban a analizar el proceso creativo y a los creadores mismos, siempre desde una perspectiva sumamente autocrítica: Takeshis’ (2005), Glory to the Filmmaker! (2007) y Aquiles y la Tortuga (2008) (que comentamos hace poco).
Y si digo que Outrage es una aparente vuelta de Kitano al género es porque la película carece de las características que el director imprime en sus anteriores acercamientos al tema, siendo una cinta más cercana a films clásicos relacionados con las familias yakuza.
Así, tenemos una historia bastante lineal sobre traiciones, honor, deshonor, engaños, medias verdades… jefecillos intentando progresar en la organización a costa de hacer caer al jefecillo de al lado y jefazos creyendo que lo manejan todo, manipulando a su antojo a sus subordinados. Todo aderezado con una visión seca y directa de la violencia, tanto en las atrocidades vengativas de los mafiosos japoneses, como en los tiroteos, narrados de forma brutal, sin «coreografías de baile»: si una bala te acierta estás muerto o muy herido para andarte con chuminadas.
Al contrario que en anteriores pelis de Kitano, tampoco tenemos subtramas paralelas que arropen a la narración principal, ni un desarrollo demasiado profundo de los personajes. Es simple y llanamente una historia de yakuzas hijos de puta peleándo por acaparar territorios y negocios delictivos a base de conspiraciones.