Sinopsis de «Marea letal»
Kate Mathieson, experta en tiburones, está grabando un documental sobre esos animales junto a su marido. En una de las inmersiones, algo sale mal y son atacados, resultando muerto un amigo que colaboraba con ellos. Un año después, ella malvive llevando a turistas a ver focas y otras atracciones marinas poco peligrosas… hasta que su marido le trae la oferta de un millonario que quiere nadar entre tiburones fuera de la seguridad de la jaula que ofrecen otros negocios.
El que nada con tiburones…
Marea letal es una película un poco bipolar. Para empezar no se encuadra dentro de la típica cinta de tiburones: todo el aspecto submarino, las inmersiones, los paisajes subacuáticos, el comportamiento de los animales y demás, está reflejado de forma casi realista, con alguna que otra licencia narrativa, evidentemente no se trata de un documental. Por otro lado, el meollo de la trama es un melodrama sobre el sentimiento de culpa y la redención, y sobre las relaciones interpersonales (tanto afectivas como familiares).
El problema es que hay una importante descompensación narrativa y los primeros 75 minutos están solo un par de puntos por encima del típico telefilm de sobremesa. Entonces parece que alguien se da cuenta de que la peli les está quedando muy sosa y todo cambia bruscamente. Con una justificación bastante pobre, la protagonista decide cambiar la zona relativamente segura donde están realizando la inmersión por otra claramente más peligrosa, con el añadido de que se avería el timón del barco, se hace de noche de golpe y se les cae encima una tempestad del copón.
Así pues, toda la emoción y la acción se apelotona en la recta final… peeeero, ni es tan emocionante ni hay tanta acción, porque parece que al cámara se le olvidó fijar el instrumento, y la mayor parte del tiempo no te enteras nada de lo que está pasando ni a quien.
Una primera hora recomendable para amantes del buceo y los entornos submarinos en general. El resto olvidable.