Sinopsis de «La tumba india»
El arquitecto alemán Harald Berger y la bailarina Seetha son capturados por los hombres del Maharajá Chandra. Mientras tanto, Ramigani planea arrebatarle el poder a su hermano, sirviéndose de sus aliados en palacio. Cuando Chandra se entera de la relación amorosa entre Seetha y Berger, hace llamar al doctor Rhode para encargarle la construcción de una enorme y lujosa tumba destinada a los dos enamorados.
Segundas partes que sí son buenas
La tumba india es la continuación directa de El tigre de Esnapur. La primera adaptación de la novela de Thea von Harbou, estrenada en 1921 dura unas 3 horas y media. Cuando Fritz Lang se dispuso a rodar esta nueva versión decidió dividirla en dos partes de unos 100 minutos cada una, un metraje algo más aceptable (sí, en los años 50 ya se hacían estas cosas).
El desenlace de la relación prohibida entre el arquitecto alemán y la bailarina de Shiva adquiere unos tonos relativamente más oscuros, especialmente en el desarrollo de la personalidad del Maharajá Chandra, que aunque ya se intuía en la entrega anterior que no era muy estable mentalmente, pasa de ser una persona amistosa y un gobernante preocupado por el pueblo a un dictador psicópata que ve traidores por todas partes, obsesionado de forma enfermiza con Seetha.
Más aventuras exóticas y delirantes con una acción más trepidante y continua que en la primera entrega. Y con un pequeño momento que preludia al género zombie 😉
Nuevamente Debra Paget nos deleita con un sensual baile, en este caso un juicio ante la imagen de la diosa Shiva… y ante una ansiosa cobra.