La dama del lago es una miniserie dirigida por Alma Har’el (Bombay Beach -documental-, Honey boy). Está basada en la novela del mismo título de Laura Lippman y se compone de 7 episodios de unos 50 minutos de duración cada uno. Protagonizan Natalie Portman (Thor: Love and Thunder, Secretos de un escándalo), Moses Ingram (The same storm, Ambulance. Plan de huida), Y’lan Noel (La primera purga: La noche de las bestias, Retrato de un amor), Brett Gelman (Metal Lords, Lilo, mi amigo el cocodrilo) y Mikey Madison (Érase una vez en… Hollywood, All souls).
Sinopsis de «La dama del lago»
El día de Acción de Gracias de 1966, mientras la desaparición de una niña mantiene en vilo a la ciudad de Baltimore, las vidas de dos mujeres se cruzan de manera fatal. Maddie Schwartz es un ama de casa judía que necesita dejar atrás un secreto del pasado y reinventarse como periodista de investigación. Cleo Sherwood es una madre envuelta en los bajos fondos políticos del Baltimore negro que lucha por mantener a su familia.
Los sueños te hunden hasta que te ahogas
La dama del lago es un thriller psicológico ambientado en la Baltimore de los años 60, que combina un enfoque visual deslumbrante con una trama cargada de matices sociales, explorando temas de raza, género y clase.
El principal acierto de la serie radica en cómo superpone el drama criminal con temas más profundos, como las desigualdades sistémicas y el empoderamiento femenino. También destaca la labor de sus dos protagonistas, encarnando a personajes completamente diferentes que luchan desde distintos frentes de la sociedad.
Ambos personajes, sin embargo, comparten mucho más de lo que cabría esperar y ninguno de los dos es completamente limpio. Cada nuevo episodio arranca con revelaciones que nos hacen dudar de su integridad y nos hacen cuestionarnos lo que sabemos y lo que creíamos tener claro.
Otro punto clave es la recreación de la época, con su rica escena musical (dentro de la banda sonora hay algunas versiones fantásticas de temas clásicos de rhythm and blues) y una atmósfera visual que juega con tonos melancólicos y saturados, aportando una sensación casi onírica.
Como aspectos negativos, por un lado el ritmo puede resultar algo lento y, por otro, la estructura narrativa no lineal junto a la inclusión de elementos surrealistas son una distracción que afecta la coherencia de la trama más que reforzarla.