Kronos: El fin de la humanidad podría verse como una secuela de Juegos de guerra (1983) de tapadillo, robando elementos de otras franquicias para que sólo los muy frikis (o no tanto) puedan ver relaciones. Uno de esos cambios no es la autodestrucción nuclear (algo a lo que ya apuntaba Juegos de guerra), sino el desarrollo de una IA, Skynet, para que nos masacre, cómo te quedas?
En 2020, Elias van Dorne (John Cusack), director de la compañía más grande del mundo de robótica, presenta su invención más importante: Kronos, un superordenador diseñado para terminar las guerras. Cuando Kronos se lanza online, rápidamente determina que la humanidad es la mayor amenaza del planeta y debe ser exterminada. 97 años después, un pequeño grupo de humanos liderados por dos jóvenes, Andrew (Julian Schaffner) y Calia (Jeannine Wacker), forman una alianza para construir un nuevo mundo.
Lo dicho, a John Cusack se le va la mano con la IA y el compilado le sale rana. Lo primero que hace esta IA, llamada Kronos, es lanzar petardos contra todos los edificios del planeta. Muy normal. 97 años después vivimos en la mierda y un grupo de chicos decide formar La Resistencia (ejm) para combatir a las máquinas (ejjjjm) en un entorno mal copiado de Los Juegos del Hambre.
Nada, Kronos: El fin de la humanidad es una película sólo apta para gente que tenga un deseo irrefrenable de perder el tiempo. No vale ni para entretenerte un rato, es una secuencia de 90 minutos de cosas a evitar cuando quieres hacer una película de ciencia ficción, desde el guión hasta las interpretaciones, pasando por la carente presencia de cualquier atisbo de dirección. Ni la aparición de Carmen Argenziano (DEP) te saca media sonrisa.
No es original, no está bien hecha, no tiene nada que enganche, la música está mal escogida. Kronos es un zurullo, y la hemos visto nosotros para que tú no tengas que hacerlo.