Frankenputa, o Frankenhooker, como la conocí en los 90 es una ida de olla fina fina. La sinopsis es simple (y efectiva): a un chaval se le muere la novia debajo de una segadora, así que decide rescatar su cabeza y montarse un cuerpo nuevo con restos de prostitutas.
Al margen del enorme desprecio por la vida (y la mujer) que destilan absolutamente todos los fotogramas de la película, vamos a ver la peli como lo que es, una parodia de el monstruo de Frankenstein con domingas.
El prota, Jeffrey, es electricista y además aficionado a la bioquímica (lo normal). En sus ratos libres se droga taladrándose (sí, con un taladro) puntos concretos del cerebro para llegar al éxtasis inmediato. Recuerdo de pequeño que esta escena me marcó mucho, y me hizo adentrarme aún más en el género terror-gore-comedia.
La novia/Frankenhooker, interpretada por Patty Mullen, es genial. Un personaje superdivertido y pasado de vueltas. Los caretos que pone de un segundo a otro son rompedores.
En fin, la película no hay por dónde cogerla, pero es divertida a más no poder. Cutre y mal rodada, con personajes muy muy muy estereotipados y mal interpretados, salvo la novia.
Es súper guay para ver con colegas sin necesidad de hacerle demasiado caso.