BloodRayne, psé…

Bloodrayne

TÍTULO ORIGINAL BloodRayne
AÑO 2005
NACIONALIDAD Estados Unidos / Alemania
DIRECTOR Uwe Boll
GUIÓN Guinevere Turner
MÚSICA Henning Lohner
FOTOGRAFÍA Mathias Neumann
REPARTO Kristanna Loken, Michael Madsen, Ben Kingsley, Matthew Davis, Michelle Rodriguez, Will Sanderson, Meat Loaf, Udo Kier, Geraldine Chaplin, Billy Zane, Michael Paré
SINOPSIS Tres miembros de la sociedad Brimstone, que lucha contra los vampiros, encuentran en una feria de monstruos a una dhampir (un hibrido ímpio de humano y vampiro, sic), y planean usarlo en su guerra contra Kagan, un señor de los vampiros que ha reunido un ejército de esclavos, vampiros y humanos, para aniquilar a la raza humana. Kagan está buscando tres reliquias que lo harán inmune a las debilidades tradicionales de los vampiros, convirtiéndolo en el ser más poderoso del planeta.

BloodRayne es un videojuego de acción-aventura en tercera persona. Rayne es una dhampir que busca a su padre vampiro y es es reclutada por la sociedad Brimstone, que tienen el mismo objetivo. Y creo que ahí se acaban las similitudes con la adaptación.

En esencia es otra iteración de la típica historia de emperador malvado y el bebé destinado a derrocarle (véase «Willow», «Star Wars», «Blade» entre otras), guías espirituales, grupo de rebeldes y artefactos poderosos incluido.


La película resulta entretenida, aunque se nota hecha con desgana (y se nota que algún actor participa con desgana, y no señalo a nadie, Mr. Kingsley), la ambientación está lograda, la banda sonora es adecuada, la mayoría de las coreografías de lucha son vistosas (se podrían haber currado algo más vistoso para lucir las peculiares armas de la protagonista), hay personajes que aparecen y no tienen ninguna aportación especial a la trama… pero en definitiva, no es más mala que muchas otras películas de espada y brujería con criaturas fantásticas de por medio (por ejemplo, ésta es mucho peor); una actriz protagonista potente (con escena de desnudo gratuito incluida), escenas de acción más o menos decentes, diálogos tontorrones y una narración prácticamente lineal y sin demasiadas dispersiones ni incoherencias (excepto, quizás, el «momento traición»).

Si algo hay que reconocerle a Uwe Boll es su capacidad para engañar convencer a actores de cierto renombre para participar en sus montajes. Michael Madsen que ha echado pestes tanto del rodaje como del resultado final, no descarta volver a participar en otra producción del alemán si éste decide llamarle.

Y, para terminar, unas palabras del maestro:

“Mirad, no soy un jodido retrasado como Michael Bay u otras personas que rondan por este negocio… o Eli Roth haciendo la misma mierda de películas una y otra vez. Si realmente observáis mis películas veréis mi auténtica genialidad. De veras tenéis que despertar y verme como lo que soy, el úico genio en todo este puto negocio.”

Dr. Uwe Boll

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