Sinopsis de «Bermudas: la cueva de los tiburones»
En la costa de Santo Domingo, las autoridades encuentran en una barca a la deriva a un hombre que ha perdido el conocimiento; es ingresado en un hospital, pero no recuerda nada de lo sucedido. En cuanto empieza a recuperarse físicamente, un millonario lo contrata para recuperar unos importantes documentos de una avioneta estrellada cerca de donde él supuestamente había naufragado. Una vez que da con el lugar del accidente, localizado en pleno Triángulo de las Bermudas, descubre que cerca del sitio donde reposan los restos del aparato habitan unos tiburones cuyo extraño comportamiento parece obedecer a la voluntad de algo o de alguien.
Los tiburones de las Bermudas
Bermudas: la cueva de los tiburones es una co-producción de México con Italia y España. Pura explotación del tema tiburones, pero que apuntaba maneras para ser una interesante película de intriga y aventuras submarinas; sin embargo se tuerce hacia la mitad del metraje y empieza a derivar a una historia demasiado surrealista, con escenas extrañas que no vienen a cuento, y sobre todo sin llegar a explicar de ninguna manera los varios misterios que va a abriendo durante su desarrollo.
Protagonizada por Andrés García, uno de los galanes más populares del cine méxicano, y actor fetiche de René Cardona Jr. (otro de esos curiosos directores al que odiamos amar en Zinemaniacos), con quien trabajó por ejemplo en Tintorera (1976), Ciclón (1977) y El triángulo diabólico de las Bermudas (1978), que resultó tener un inesperado éxito internacional pocos meses antes del estreno de la peli a la que dedicamos esta entrada. Investigando un poco a través de San Google, he descubierto que es precisamente esto lo que explica un poco su caótico argumento.
El director, Tonino Ricci, decidió aprovechar el hecho de contar con el protagonismo de Andrés García y con unas localizaciones similares en su cinta, para incorporar un megamix de elementos del otro título, con la idea de hacer una secuela bastarda. Así, el protagonista que se había quedado a la deriva en una pequeña barca en medio del mar en la primera peli, es el mismo que es rescatado del mar en esta, aunque su nombre no sea el mismo; la muñeca en la que se centra uno de los momentos más impactantes de Bermudas: la cueva de los tiburones (y uno de los momentos más alejados de lo que debía ser la historia principal, y precisamente a partir del cual todo empieza a perder el poco sentido que tenía), también proviene de la película de Cardona Jr.
El final es muy apresurado y, como ya he señalado, no ofrece una resolución de ningún tipo (ya sea satisfactoria o no). Consultando la filmografía de Tonino Ricci parece que retomó el tema en, al menos, dos pelis más: Encuentro en el abismo (1979) y La noche de los tiburones (1988).