Sinopsis
En un futuro cercano el Sol se está apagando. Con la intención de revivirlo, un grupo de astronautas transporta en la nave Icarus una gigantesca carga explosiva que insuflaría nueva vida a la estrella y le permitiría volver a brillar. La misión fracasa, y siete años después el Icarus II transporta a un nuevo grupo con otra bomba para hacer un segundo y último intento de salvar al Sol.
Adicción al Sol
Sunshine es una película de Danny Boyle, director que, al margen de otros méritos, puede presumir de tener una filmografía lo bastante variada y diversa para que sea complicado encasillarlo en tanto en temática como en personajes, filias o fobias.
En este caso, nos encontramos con una historia de ciencia-ficción que, a pesar de tener una premisa algo discutible (el Sol se apaga y vamos a reencendeerlo con un petardazo), acaba resultando un drama bastante interesante sobre un grupo de gente aislado en un entorno cerrado y lanzados a una misión casi suicida. Que, vale, no es nada nuevo ni original, pero sí está presentado de una forma bastante atractiva.
En los primeros 80 minutos asisitimos a la pérdida de comunicación total con la Tierra, las relaciones entre los personajes, las extrañas aficiones de alguno por estimularse el hipotálamo dándose chutes de luz solar, averías y accidentes inesperados, la difícil toma de decisiones entre salvar a uno o salvar a millones e incluso la posible solución del misterio de qué la paso a al primera misión Icarus.
Es a partir de ese momento, en la recta final, los últimos 20 minutos o así, donde la cinta flojea y se descontrola un poco, convirtiéndose en una versión de Alien con una especie de zombi con un cáncer de piel factor 900 o algo.
Con todo, resulta un entretenimiento bastante espectacular y disfrutable.
La verdad es que el trailer y el doblaje dan un poco de grima…