Sinopsis de «El último Sharknado: Ya era hora»
Fin Shepard viaja a través del tiempo, desde el remoto pasado hasta un inhóspito futuro, deteniéndose en diversos puntos fijos de la historia con el objetivo de reiniciar el continuo y acabar definitivamente con los sharknados. No, no es el argumento de un episodio al azar de Doctor Who, es el capítulo final de la saga más disparatada de la década.
Bien está lo que sabe terminar a tiempo
El último Sharknado: Ya era hora es la despedida de la sexalogía de los tiburones atrapados en un tornado, una saga que empezó como una broma (al igual que casi todo lo que sale de The Asylum) y que ha alcanzado unas cotas de éxito y relevancia mundial completamente inesperadas. Como toda buena saga que se precie en estos tiempos, el último episodio se ha dividido en dos, así la anterior entrega, Aletamiento global ya terminaba con un ominoso cartel de continuará (utilizando un familiar estilo de letra).
La estructura narrativa es similar a la de Sharknado 5; si en ésta la acción se basaba en teletransportaciones por todo el planeta, ahora tenemos saltos a través del tiempo. Al estar la acción dividida en pequeñas minihistorias, el ritmo permanece más o menos constante y continuo a lo largo de todo el metraje, con pocos momentos para la pausa y el aburrimiento. El truco del viaje en el tiempo también nos permite recuperar algún personaje que aparentemente había muerto en alguna de las partes precedentes.
Tenemos a un megalodón comiéndose a un tiranosaurio, una visita a Camelot con la aparición de una peculiar Excalibur, un tiburón-dragón, una visita a la Guerra de la Independencia de Estados Unidos, un duelo al sol en el salvaje Oeste, y un futuro apocalíptico con un mecha-sharknado. Y poco más hay que decir que no se pueda esperar de una entrega de Sharknado. Montones de guiños y homenajes a otras pelis, y cameos y apariciones especiales de famosos y famosetes, que tienen algo más de papel que el de salir para simplemente ser comidos; también me da la impresión de que en esta ocasión el número de cameos reconocibles es mayor que en cualquiera de las otras, en las que había bastante más pero casi todos eran poco o nada conocidos fuera de las fronteras yanquis.
Evidentemente, se echa de menos la participación de David Hasselhoff como el padre de Fin, o de Dolph Lundgren como su hijo del futuro.
El final es una despedida sin trucos, con discurso de Ian Ziering haciendo referencia tanto a la situación de los personajes en la ficción a lo largo de estos seis años como a la importancia de la saga, hablando del fin de una era y el comienzo de otra. No hay guiño final ni escena post-créditos.