Todos conocéis mi devoción por Denzel, así que comprenderéis que ver El libro de Eli ha supuesto un pequeño reto personal. No osbtante, aún con esa pequeña traba, me decidí a verla, y la verdad, no me arrepiento.
Como lleva unas gafas grandes casi toda la peli, no se le ve toda la cara, y eso ayuda al visionado. Los pequeños momentos gore y violentos de la peli ayudan también bastante, salvo uno, al inicio… Pobre gato.
En fin, El libro de Eli transcurre en un mundo post-apocalíptico, y Eli va atravesando los EEUU con la misión divina de salvar la única Biblia existente (conocida). Sí, sí, tal como lo leéis… salvar una Biblia. Nada de Darwin, nada de Sócrates, Shakespeare, Cervantes… no, una Biblia (y no mencionan de qué versión manipulada se trata —- corrección, me indica un buen amigo que se trata de la versión del Rey Jacobo), que es lo que importa.
Argumento ridículo, pero bueno…
Pues Denzel, no sabemos cómo (y si lo sabemos, me he olvidado), es un bala perdida que lucha muy guay y pega tiros de rebote que flipas. Conoce una Mila Kunis en un café-burdel de esos que tanto abundan en las películas del futuro y se piran del lugar dejando tras de si un buen montículo de cuerpos, enteros y partes.
Al final consiguen llegar a su destino, pero sin Biblia, porque se la quedó el Gary Oldman que iba detrás de ella, porque al parecer, ser poseedor de una Biblia te otorga poderes que alucinas.
No pasa nada, porque en su destino, como Denzel tiene coco, se la recita de memoria a un viejo y empiezan a planchar copias en una imprenta, y así se salva el libro más importante de la tierra… una puta Biblia.
Así que, El libro de Eli tiene un argumento ridículo, actor que no trago, pero aún así se deja ver por los momentos sangrientos.