Sinopsis de El Caballero del Dragón
Europa, Baja Edad Media. El Conde de Ruk está preocupado por el futuro incierto de su hija, Alba, mientras Fray Lupo y Clever, el jefe de la guardia, conspiran contra él. Por otra parte, el misterioso Boecius elabora extraños ungüentos para mantener la salud del conde, al tiempo que experimenta con alambique en busca de la Piedra Filosofal, para acabar invocando a un oscuro Dragón, un animal volante y rugiente, con destellos de fuego, que empieza a atacar a animales de todas las clases. Los ciudadanos de Ruk se niegan a pagar sus impuestos hasta que alguien acabe con el fantástico animal.
There’s a starman waiting in the sky…
El Caballero del Dragón es un cuento de hadas de ciencia-ficción dirigido por Fernando Colomo, uno de nuestros mayores especialistas en comedia. Vi esta película hace mogollón de años en un pase televisivo y, en aquel momento me pareció correcta y disfrutable, sin más. Una mezcla de géneros llamativa, pero con un humor que parece querer homenajear a Monty Python y que, en conjunto, no llega a tener mucha gracia además de resultar un lastre para la historia que quiere contar.
Algunos años después descubrí que la parte artística contaba con varios autores de renombre: Miguel Ángel Nieto en el guión, y su «media naranja» Enrique Ventura en la parte de diseños, así como Alfonso Azpiri, que participó en el diseño de la nave espacial, y Juan Giménez, que hizo parte del diseño del traje espacial. De hecho, el tono de la historia en general recuerda a varias historias cortas tanto de Azpiri como de Giménez. En fin, cosillas que se descubren a posteriori.
Hace dos o tres años se me volvió a cruzar la película en alguna referencia de otra cosa, en un artículo, o no recuerdo bien qué, pero me entraron ganas de revisionarla, aunque no ha sido hasta hace relativamente poco que he podido hacerlo finalmente. Y, la verdad es que, evidentemente no es una joya indiscutible, la recreación histórica está unos puntos por encima de las comedietas medievales de Ozores y Pajares, el plantel de estrellas internacionales (Klaus Kinski, Harvey Keitel, Fernando Rey…) está desaprovechado del todo, el guión es simple y las gracietas no pasan de la media sonrisa. Y, a pesar de todo eso, no ha envejecido mal del todo y resulta un entretenimiento bastante digno.
Esta peli y no alguna otra debería haber caído en manos de algún productor hollywoodiense aficionado a los remakes. Y debería dársela a Michael Bay 😆