Inclasificable serie de animación de 13 episodios. 15 estudiantes de secundaria que destacan en un campo concreto son elegidos para entrar en una prestigiosa academia donde el director Monokuma, una especie de oso de peluche bipolar, les ofrece vivir cómodamente el resto de sus vidas sin poder volver a salir del centro. La única alternativa es graduarse, asesinando a uno de sus compañeros sin ser descubierto. Después del asesinato se celebrará un juicio, donde se analizarán las pruebas y se elegirá un culpable; si éste resulta ser el asesino, será ejecutado; si, por el contrario, se elige a un inocente, el asesino podrá salir libre y el resto de estudiantes serán los ejecutados.
No hay duda de que la premisa promete.
En esencia, «Danganronpa» tiene una estructura muy simple dividida en grupos de dos episodios. En el primero, el grupo de estudiantes investiga su entorno en busca de una forma de escapar al tiempo que se relaciona con los demás, lo que nos permite ir descubriendo algunas (pocas) cosas sobre su situación y su pasado. En algún momento se produce un asesinato, lo que nos lleva al segundo episodio, donde se buscan pistas, se reúnen pruebas y se celebra el juicio, que termina con una ejecución y la apertura de acceso a nuevas zonas de la academia para los supervivientes.
Las ejecuciones son bastante imaginativas, ofreciendo una escenificación alegórica, más que casquería explícita. Y aún así, alguna de las muertes son bastante asquerosillas.
La serie está basada en una aventura gráfica (bueno, en realidad una novela visual) y, en ocasiones, se nota demasiado. La reunión de pistas, la sensación de que la trama avanza a golpe de pasar de fase, y el «uso del objeto uno con el objeto dos para presentar la prueba definitiva en contra de la acusación». La historia de fondo es muy simple y apenas se sostiene a poco que le dediques un par de minutos a pensar en su coherencia, especialmente cuando llegas al final y rompen toda la trama y las dudas que podías haberte planteado con un «lo hizo un mago» (más o menos, tampoco voy a destriparlo) bastante descarado. De todas formas, quitando esa revelación final y alguna que otra incoherencia gorda, la serie se deja ver y mantiene el interés.
Los personajes son una exageración deformada de diferentes estereotipos del anime. Apenas se les desarrolla, y lo poco que se descubre de sus motivaciones o intereses se va a la mierda con lo que se cuenta en el último capítulo. No llegas a empatizar con ninguno de ellos, así que cuando alguno muere la verdad es que te importa bastante poco, o incluso menos. Realmente el punto fuerte está en la investigación y en revelar cómo se llevaron a cabo los diferentes asesinatos.
No es que sea especialmente recomendable, pero se deja ver y, si le coges el punto, hasta engancha y todo.