Después de que un hombre aparantemente muerto sea atado y enterrado vivo, logra salir a la superficie en busca de venganza contra aquellos que le torturaron.
Curiosamente, una de las películas del gran Uwe de las que mejores críticas he leído (de las vistas hasta el momento, eh? no nos pasemos).
«Seed» se presenta como una producción orientada a TV por cable, y quizá esto hiciera que el más loco alemán de todos los tiempos perdiera el norte de una progresión que, sin ser buena, al menos presentaba una leve mejoría. No es una película que pueda asemejarse a «BloodRayne» o «En el nombre del rey«, las propuestas anteriores a esta que más se podrían disfrutar una aburrida tarde de domingo, y tampoco es el cine más recomendable para aquellos que pudieran ser llamados por historias como las anteriormente citadas.
Uwe, afortunadamente o por desgracia, no es un director que guste de abusar de la casquería en sus películas. Los primeros minutos de este metraje son sobrecargados por unas escenas que intentan hacer retorcer, y muy macábramente, el estómago del espectador. Os lo dice alguien que puede tragarse cualquier «mierda», pero que no es del gusto de películas donde mueran niños ni animales. Sí, es un recurso muy fácil en el cine de terror y muy difícil de llevar (bien hecho puede resultar un punto de tensión y que sólo recordaré exitoso en «Cementerio viviente», el intento de terapia de Stephen King).
El director intenta de esta forma crearnos una animadversión hacia el psicópata, a la vez que pasan largos minutos con un grupo de policías intentando «entender el mensaje» que estas imágenes le lanzan. Lo que puede llevar toda la buena intención del mundo, acaba convirtiéndose en un interminable alegato a la sobretensión que no soy el único que ha notado… y aquí es dónde realmente Boll la caga. Hay que decir, ante todo, que el «splash terror» es un género muy poco dado a acercarse al cine que todos conocemos. Sus más comerciales exponentes son auténticos bodrios como las sagas Viernes 13 o la más imaginativa Pesadilla en Elm Street, así que dejar a Uwe haciendo una historia de éstas no puede sino acabar mal.
No es, en el aspecto técnico, de las peores películas del mundo y, salvo por ese abuso de la tensión y la oscuridad (juraría que 60 de los 80 minutos de metraje son a oscuras) y algún plano rodado con poco pulso (parece mentira que no flaquee en ningún momento en el extenso asalto a la casa del psicópata, y sí en algunos momentos a la luz del sol), la dirección, realización y actuaciones no quedan en mal lugar. Pero no todo es eso en una película, amigo Boll.
La historia avanza a trompicones, muy graves, y con lagunas e inconsistencias aún peores. No llega a ser interesante del todo y, cuando das enganchado un poco, de repente pasa lo más previsible del mundo. Las excesivas ganas de crear tensión sólo consiguen extensos vacíos en la ya de por sí pequeña trama, que a la vez es una historia muy, muy mala. El gran y terrible defecto de la película, llegando a denigrarla a lo más bajo de la evolución televisiva, ha sido poner una historia tan pobre en manos de quién la ha escrito: un director tan limitado a la hora de sacar petróleo hasta de donde éste sangre a borbotones.
Michael Paré («El Experimento Philadelphia», «Las vírgenes suicidas»), como el Detective Matt Bishop, y Michael Eklund («Watchmen»,»88 minutos»), en el breve papel de «ejecutor» de la prisión, contarán siempre para el que aquí escribe como los actores que más se ganaron el sueldo y, de hecho, todo el peso de la película acabará sobre los hombros del pobre Paré, que no puede hacer más con el personaje que le ha tocado. Por otra parte, Will Sanderson (un habitual de las películas de Boll), venía de hacer un papel muy normalito en «En el nombre del Rey», por lo que aquí le taparon la cara y le llamaron Max Seed, de profesión psicópata.
De todas las películas que llevo vistas de U.B, aseguro que ésta ha sido la segunda (después de «Alone in the Dark») de las que os recomendaría no ver, salvándose únicamente de la puntuación más baja que se os pueda ocurrir por dos cosas:
1. El pobre Eklund, que seguro que habrá tenido que fumarse muchos pitillos para un papel de 5 minutos.
2. Uwe, mal que nos pese, ha ganado pulso como director, pero ha tropezado con la peor película e historia (propia) que espero jamás tenga huevos de volver a hacer. Ojalá su madre le eche un ojo a su obra y le de una azotaina de vez en cuando.
P.D: Primera crítica «cara a cara» con mi compañero de «videada», Berantino. ^^ Para la próxima nos juntaremos con Jal también, ¡¡¡exijan un PODCAST!!!
P.D.2: Dicen que, una vez ves «Seed», tendrás 10 puntos a sumar a las películas ya vistas de Uwe Boll.