En serio que muchas veces, de verdad, intento no ser malhablado y aportar diferentes epítetos para describir una película, pero con Mr. Magorium y su tienda mágica no encuentro otros 2 más acertados que los siguientes: puta mierda.
Y es que no sólo es una mierda. Es una puta mierda de esas de perro que son tan asquerosas que ni el agua de los camiones de limpieza urbana consigue arrancar del suelo y terminan blanqueadas por el sol como si hubieran sido rociadas con Perlán.