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La herencia Valdemar (2010) – y no volvieron

Cartel de la película La herencia Valdemar

La herencia Valdemar supuso un hito en el cine español, al ser la primera película financiada sin un euro del erario público. 13 millones de euros conseguidos de forma privada llorando a muchas puertas. Y quizá sea esto lo único bueno que decir de la película.

Mentira, hay muchas cosas buenas que decir sobre esta película, aunque haya sido vapuleada por la crítica. Cualquier fan del terror gótico puede hacerse muy rápidamente fan también de esta película.

Imagen de Silvia Abascal en La herencia Valdemar
Silvia Abascal sirve como introducción a la historia

Un tasador desaparece tras ser enviado a valorar el contenido de la Mansión Valdemar. La inmobiliaria envía a una nueva tasadora que también desaparece, así que envían a un Detective, que durante el viaje descubre la historia de la familia Valdemar (Lázaro y Leonor Valdemar) y su Mansión.

La historia de los tasadores es completamente prescindible, salvo por el hecho de dar pie a conocer la historia de la familia que le cuentan al investigador privado.

En ese momento nos alienamos en un flashback narrado muy largo donde conoceremos a los Valdemar, y cómo hicieron su fortuna a base de timar a viejas con supuestas sesiones de espiritismo «fotográfico», que son una sesión de espiritismo normal, con ventiladores y mesas con maquinarias que las hacen levitar, y un señor que hace una fotografía con doble revelado para que aparezca un espíritu a saludar.

Una de esas fotografías llega a Aleister Crowley, quien convence al señor Valdemar de hacer una nueva sesión de espiritismo, pero con sus colegas, y no con viejas… que no son menos que Bram Stoker, Lizzie Borden, Belle Gunness.

En esta sesión cada uno de los presentes solicitará a «una entidad cósmica» la concesión de un deseo, conocimientos, resolución de problemas, salud, inspiración… pero sale mal, o bien, y abren un portal a una dimensión paralela de la cual se escapa un bicho que se pone todo loco y provoca un incendio en la mansión.

Y hasta aquí puedo leer… de hecho he contado de más.

La herencia Valdemar es media película por el precio de una. Me explico, esta película no se puede ver por sí sola, porque no es más que un prologo a la historia de verdad que vendrá con La herencia Valdemar II: La sombra prohibida, donde nos alejaremos un poco del terror gótico en el que nos metió esta primera parte, para centrarnos algo más en el terror primigenio de Lovecraft y sus queridos bichoños. Pero de esto hablaremos en una futura entrega.

La herencia Valdemar está muy muy bien presentada como una historia de terror gótico victoriano, con una producción impecable en cuanto a vestuarios y localizaciones. Sobre el reparto, sólo puedo decir que está correcto, porque el problema que le veo a los actores españoles, en general, es una tendencia a la sobreactuación que los aleja del plano de la credibilidad; muy teatreros, lo que tampoco queda excesivamente mal en este ambiente.

Imagen de Paul Naschy en La herencia Valdemar
Paul Naschy en La herencia Valdemar

Mención especial merece Paul Naschy, quien interpreta al mayordomo de los Valdemar, Jervás, el único valiente que se atreve a ayudar a «su amo» tras el incendio, y quien tiene que poner a todo el mundo en aviso para arreglar la situación. Uno de los últimos papeles de este actor, otrora conocido como El hombre lobo español, por haber interpretado a este personaje, alter ego del Conde Waldemar Daninsky (casualidad de nombre?), hasta en 13 ocasiones.

Los pocos efectos especiales que tiene podrían ser mejorables, pero como salen poco tiempo (esa apertura del portal dimensional) no molestan mucho rato.

La historia queda inconclusa, a espera de resolución en la segunda parte, pero como lo que es, una introducción, está genial. Acostumbrados a la Fantastic Factory o «Filmax presenta», esto es un soplo de aire fresco.

Os dejo el tráiler de La herencia Valdemar

En la segunda parte conoceremos al mismísimo H.P. Lovecraft, interpretado por Luis Zahera, gallego y comedor de pulpo, y a su mayor creación, Cthulhu.

«Tuno Negro» (2001) – truñaco sin rival

Tuno_negro

TÍTULO ORIGINAL Tuno negro
AÑO 2001
NACIONALIDAD España
DIRECTOR Pedro L. Barbero, Vicente J. Martín
GUIÓN Pedro L. Barbero, Vicente J. Martín
MÚSICA Roque Baños
FOTOGRAFÍA Carlos Suárez
REPARTO Silke, Jorge Sanz, Fele Martínez, Maribel Verdú, Eusebio Poncela, Patxi Freytez, Enrique Villén, Rebecca Cobos, Sergio Pazos, Montse Mostaza, Marián Aguilera, Carla Hidalgo, Javier Veiga, Paca Gabaldón, Alexis Valdés
SINOPSIS Un psicópata asesino se infiltra en la tuna universitaria de Salamanca y elige sus víctimas a través de internet. Con la noche y la juerga desmadrada como cómplice, el «Tuno Negro» comete sus crímenes con una pauta simple: morirán aquellos que sean los peores estudiantes de cada clase. El último no pasará de curso, ni tendrá la opción de repetir…

Vamos a imaginarnos que crear una película fuese como hinchar un globo, esto es, un continente en el que se puede variar el contenido (aire, agua, tierra) pero que independientemente de lo que vaya dentro, es una acción con un límite claro. Llegará un momento en que el maleable plástico forzará tanto sus dimensiones que explotará irremediablemente.

Pues con esto ya en mente, he de decir que pocas veces se ha podido llenar un globo de celuloide con elementos tan incongruentes y pésimamente integrados sin que el óvalo, sólo hasta cierto punto benigno, reviente en mil pedazos. Y una de ellas ocurrió en el 2001, año en el que emergió ‘Tuno Negro’, la mofa suprema a los humildes seguidores del sanguinolento subgénero de las películas slasher.

Más tras el salto…

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Martín (Hache) (1997)

Sinopsis: Un director de cine y escritor argentino que vive en Madrid como un hombre soltero e independiente, recibe la noticia de que su hijo de 19 años ha sufrido una sobredosis en Buenos Aires. Debido a ello y a que su ex mujer tiene una nueva familia, es obligado a llevarse al hijo a Madrid. Esto trastocará profundamente sus vidas…

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