Sinopsis
Una familia semidisfuncional se va de vacaciones a un lago de Arkansas, lugar que también ha elegido un grupo de tiburones toro para echar el rato durante la preparación del gran festival de fuegos artificiales anual.
Un horror de película no es lo mismo que una película de horror
Summer Shark Attack es la segunda película de tiburones dirigida por Misty Talley después de Zombi Shark (2015), y no es la última ya que este año ha estrenado Mississippi River Sharks.
Una película de este tipo se elabora de la siguiente manera:
– Vamos a hacer una película de tiburones.
– Vale, pero tiene que tener un título que permita hacer un juego de palabras que además podamos usar de forma forzada por lo menos una vez en los diálogos.
– Lo tengo. Arkansas… ¡Sharkansas!
– Ese ya está pillado.
– Vale, hay una ciudad llamada Ozark… ¡¡Oshark!!
– Un poco forzada, pero venga, dale…
A partir de ahí se recopilan imágenes de documentales sobre tiburones que se insertan en el metraje sin el menor esfuerzo de que parezcan integradas con la narración. Se compran bikinis diminutos para las protagonistas y figurantes. Se compone una partitura simple pero que transmita un poco de suspense. Y a rodar.
A priori no tengo nada en contra de las películas cutres. Hay muchas que son muy divertidas y suponen una distracción perfectamente válida. Aparte de ser perfectas para socializar y ver en compañía a ser posible con ingentes cantidades de alcohol. En el caso de cintas de tiburones y criaturas marinas, personalmente me descoloca mucho que haya personajes chapoteando en un regato con el agua un poco por encima de las rodillas y que, aún así sean atacados por sorpresa por un bichoño que debería sacar más de la mitad del cuerpo fuera del agua.
Sí, esta peli abusa mucho de eso. Hay una escena, por ejemplo, en la que el barquito de juguete de una niña es succionado hacia el fondo. ¿Cómo hace eso un tiburón de más de dos metros? Pues ese es el nivel de la peli.
Se salva de la quema absoluta porque tiene una de las muertes más ridículas y absurdas (y además, peor interpretadas) de la historia. Superada, para más mérito, por la forma de matar al último de los tiburones del grupo.