Con un 2,5 en IMDB y un 3,9 en Filmaffinity, quizá Scalps sea una de las películas peor valoradas que han pasado por delante de mis ojos, pero no la peor (espero). Veamos si se trata simplemente de una película muy mala o si tenemos delante una de esas «joyas» que nos encantan.
Joya: película muy cutre, pero con ciertos elementos subjetivos que consigue permanecer en el subconsciente y siempre te saca una sonrisa.
Un grupo de estudiantes de
Sinopsis de Scalps (1983), con alguna correccióncienciaarqueologíadescubrenvan a propósito a las ruinas de una antigua civilización india. Pronto, un espíritu malvado se meterá dentro del cuerpo de uno de ellos, y el estudiante poseído intentará matar a todos.
Lo primero, hay 2 películas tituladas Scalps, una de 1983, que es de la que vamos a hablar ahora, y otra de 1987, con algo más de puntuación, que ya revisaremos otro día. Ambas películas las tenéis disponibles en Prime Video. Si haces clic en el enlace de aquí abajo tendrás un mes gratis en esta plataforma:
Scalps empieza bastante guay, la verdad. Una fulano con una cara un poco chunga, de aspecto nativo americano, pega un brinco y le corta la cabeza a un señor trajeado, sin motivo aparente. Sale un chorrillo de sangre estilo cutre años 80 y las manos del muerto que intentan localizar la cabeza en el sitio donde se supone que debe estar. En fin, que ya podemos intuir el tono que va a tener la película
They came out of the grave… to get REVENGE!
Scalps tiene un presupuesto ridículo, 15.000 dólares según IMDB, y gran parte de ese presupuesto seguramente se ha invertido en pagar el caché de algunas caras que salen en la peli, dejando muy poco dinero para la producción, efectos, maquillaje…
Esto justifica que la aparición de los espíritus indios sea tan risible, por no hablar del hombre-león y algunas de las caretas que salen en alguna escena.
Tener un presupuesto bajo no debería ser un problema si detrás hay buenas intenciones, una buena historia y unos personajes sólidos. En Scalps no pasa… hay carencias de todo. Estoy seguro que si repetimos esta película con 15.000.000 de dólares, pero manteniendo el mismo equipo técnico, la película acabaría con peor nota.
Sobre lo técnico, ya que sale a colación… no sé si Scalps ha sido rodada en 8 o 16mm, pero el film tiene una textura y un color que enamoran.
La ambientación está muy guay, muy ochentera estilo la clásica Las colinas tienen ojos y la música muy de la época… un darkwave synth un poco repetitivo pero efectivo. Una pena que la música esté tan alta, demasiado; tanto que no deja lugar al sonido ambiente.
En fin, que mientras somos testigos de una pequeña expedición, vemos a un hombre-león, que bien podría ser el suplente de la mascota de algún equipo de petanca de Kazajistán, haciendo muecas raras y a un señor limpiando un trozo de ladrillo con una navaja choricera a la entrada de una cueva en la que «un espíritu» (que se presenta en forma de negativo mal superpuesto sobre la imagen) provoca que este señor se corte el cuello con la navaja.
Y… pasamos a los créditos.
Un par de nombres destacan sobre todos los demás: Kirk Alyn y Carroll Borland. Para los más jóvenes serán un par de completos desconocidos, pero para los que peinamos canas (aunque sea en la barba) son viejos conocidos.
Kirk Alyn fue Superman en el serial de 1948, y Carroll Borland es una cara conocida en el cine de terror clásico, habiendo compartido pantalla con Bela Lugosi en La marca del vampiro (1935).
Resultan irreconocibles en Scalps, pues si les has perdido la pista desde su «época» es complicado realizar las conexiones.
En fin, que ahora vemos a un viejo Kirk Alyn vestido de arquetípico explorador, preparando una expedición con unos estudiantes a un territorio indio para no robar ni exhumar nada, según acuerda con la directora de la universidad, Carroll Borland.
Al final resulta que el explorador no va a dicha expedición, así que debe ir siempre vestido así. Se marchan los estudiantes solos. Han de ser de los malos, porque son bastante mayorcitos.
Durante el camino, el conductor dice «Ahhh! Maldita sea! La temperatura está ardiendo!», y es una frase que aún resuena en mi cabeza.
Como la temperatura está ardiendo, se paran a medio camino a echarle agua al radiador.
Una escena que no aporta nada en absoluto, porque prosiguen hasta una gasolinera donde ocurre lo obvio, y que ya hemos visto en mil y una películas desde los 60: la advertencia de un viejo indio, muy parecido a Keith Richards.
No vayáis a ese territorio, que es peligroso y vais a morir.
Advertencia de Keith Richards
Y qué hacemos? Pues vamos a ese territorio ignorando la advertencia, y vamos a morir.
Van apenas 20 minutos y los sintetizadores empiezan a cansar un poco, pero somos valientes y seguimos adelante.
Mientras se dirigen a la zona de exploración, se van intercalando unas imagenes de «indios chungos», pero muy chungos, que parece que los tienen bajo vigilancia.
Otro par de escenas absurdas de una chica hablando de una mofeta y otra diciendo que hay un águila que los ha estado siguiendo.
Quizá la del águila tenga algo de misticismo nativo americano, pero la de la mofeta seguro que no.
Seguimos viendo imágenes de espíritus intercaladas de forma inconexa con la película. Siguen sin aportar nada, ni tensión, ni miedo, ni asustan ni sorprenden.
Llega la noche, y los jóvenes rodeando la hoguera del campamento me hacen querer recordar Viernes 13, pero no. Una escena de noche que tampoco aporta nada, no muere nadie, sólo vemos a un indio pegando saltos.
Por la mañana no sólo deciden ir a la zona de exploración, sino que deciden buscar exactamente la zona a la que Keith Richards les advirtió de no ir. Y ahí llegan, y como era de esperar, empiezan a pasar cosas raras.
A partir de aquí podríamos terminar el post, porque los siguientes 45 minutos de película son un montón de chorradas, frases absurdas como «no sé por qué vinimos a excavar a un sitio donde ha muerto gente»… eh, niña… eres arqueóloga.
2 se van a echar un casquete, a otro le proponen lo mismo y dice que prefiere ponerse a clasificar piedras. Mal actor y parvo. Así que se van los otros 2 a echar un polvo encima de una piedra.
Mientras 2 limpian piedras en la tienda de campaña, otros 2 follan encima de una piedra, y otra no sabemos dónde está, a la rubia que se queda sin polvo la persigue un indio, aunque no lo vemos, y echa a correr a cámara lenta. Al final el hombre-león chungo aparece para nada, porque la rubia escapa igualmente.
Por cierto, a ratos es de noche, a ratos no.
Un cuenco empieza a echar sangre, suenan tambores debajo del suelo, explota una fogata en la cara del Elvis rubio y lo dejan negro como el carbón. Al rato empieza a poner caras y parece que tenemos que entender que ha sido poseído por un espíritu de un indio chungo.
El Elvis rubio se lleva a la chica, otra vez, a follar a la piedra, pero ahora con otras intenciones…
Escena de tetas, mala violación (si es que alguna puede ser buena) y al Elvis rubio se le empieza a poner cara de indio chungo, y cuerpo de Freddy Krueger. Se saca un cuchillo del calcetín (literal) y empieza a perseguir a la scream queen por el monte, que escapa corriendo como si estuviera pisando brasas.
Al final la pilla y le raja el cuello, con unos efectos de maquillaje bastante guay hechos. Con el mismo cuchillo le arranca la cabellera, con unos efectos de maquillaje bastante menos guay hechos que un minuto antes.
El Elvis rubio está desaparecido, y quien está poseída ahora es la rubia «mosquita muerta» porque el Elvis le ha dado una piedra.
El barbas que prefiere clasificar piedras a follar con una de las rubias se va en busca de un camión que habían visto durante el camino, porque el coche está estropeado, así que se quedan solos las 2 rubias con Art Garfunkel.
Mientras el barbas corre a cámara lenta a buscar ese camión, al director se le ocurre añadirle música de arcade videojuego chungo con unas notas arpegiadas disonantes muy raras.
Llega al camión, sin mayor problema. Se mete debajo y no encuentra lo que busca, así que se monta en la parte trasera y se pone a beber… con funesto resultado.
Un indio chungo le sale por detrás y le revienta el coco, para dar paso al mejor prop que han podido conseguir en producción para la película.
Nadie se va a dar cuenta de que era de día y ahora parece de noche, que se ha momificado en 2 segundos, que cayó sobre el suelo y ahora es una roca, que no había animales y ahora hay una rata muy maja, y que cayó con una camiseta blanca y ahora es una camisa rosa.
Volvemos al campamento
La rubia buenorra está preocupada, Art Garfunkel le dice que esté tranquila y la rubia mosquita muerta dice que el barbas la palmó.
Un indio chungo le dispara una flecha a la buenorra, que había salido de la tienda de campaña por una voz que se lo dijo. Le vuelve a disparar otra y otra flecha, pero no pasa nada, la rubia es de hierro y sigue corriendo como si no hubiera pasado nada, con 3 flechas gordas como sombrillsa de playa clavadas en la espalda. Jódete Boromir!
Una cuarta flecha a la pierna es lo único que la detiene. El indio chungo se le acerca con funesto resultado.
Aquí no tenemos escena gore de corte de cabellera, cuello ni nada, pero rápidamente da paso a Art Garfunkel que había salido de su tienda y tiene un enfrentamiento con el indio chungo. Consigue arrearle en la cabeza con su propio mazo y, aparentemente, acabar con él. Muy rápido, nula tensión. Sin efectos de ningún tipo.
El indio no estaba muerto, vuelve a por más, Art Garfunkel le pega dos tiros en el pecho con la escopeta que habían llevado a la excursión, y sigue volviendo a por más. Un tiro en la frente es lo que, aparentemente, acaba con él. Al darle la vuelta al cuerpo, vemos que se ha convertido en el Elvis rubio (muerto).
Y ahora viene un momento cutre y uno curioso.
- El cutre: la rubia mosquita muerta es la que ahora está poseída y le corta la cabeza a Garfunkel. Era obvio que sólo iba a quedar uno con vida, había un 50% de probabilidades de acierto.
- El curioso: la escena de corte de cabeza de Garfunkel es la que da inicio a la película tras el salto del indio. Al inicio parece que era el propio indio quien lo hacía, pero ahora descubrimos que no era así.
Vuelve a ser de día en Villa chunga, y entra en escena, otra vez, Superman el profesor de universidad, obviamente vestido de explorador. Asoma la cabeza al interior de una de las tiendas de campaña y tenemos que entender que le clavan una flecha en un ojo, porque sólo vemos que la agarra con la mano cerca de su cara lamentándose como si hubiera perdido su equipo de fútbol.
Nada, que llega y se muere. Ahora la rubia mosquita muerta ya está como quería, sola y poseída, y con cara de Dave Mustaine, pero ahora tiene una furgoneta tope chula para volver a casa.
Y para finalizar, un chiste del director en los créditos finales: Next summer watch for Scalps II: The return of DJ… nunca ocurrió, por suerte. Un poco sobrado iba el director.