Sinopsis
Fay, una adolescente cuya perfecta vida ha dado un repentino vuelco, se encuentra de repente que la gente menciona conversaciones con ella que está segura de no haber tenido, o que diga haberla visto en sitios donde no ha estado. Pero cuando realmente se comienza a alarmar es cuando empieza a oír pasos sordos detrás suyo, aunque no hay nadie; o a ver un atisbo de un pelo rojo que juraría que es el suyo. ¿Se está imaginando cosas?
Un cisne negro entre fantasmas
Con «Mi otro yo», Isabel Coixet toca el palo del terror pero tamizado a través de su particular visión cinematográfica. Es más, antes que terror, podríamos decir que se trata de un thriller psicológico con bastante drama y algunos elementos sobrenaturales.
Las historia en sí no es nada nuevo ni aporta nada en especial. Aunque en principio juega con la ambigüedad de si la protagonista está siendo acosada o está mal de la cabeza, no es complicado intuir por donde van a ir los tiros, especialmente desde que se revela la historia de la gemela fallecida. Y, en el momento en el que la chica se hace el corte en la mano, ya sabes cuál va a ser la escena final.
Por otro lado, a lo largo de la trama se plantean muchos subargumentos que ni se desarrollan, ni aportan nada, ni van a ningún lado.
Con todo, la presentación de personajes y la puesta en escena es bastante destacable, con un continuo juego de sombras, espejos y reflejos muy interesante y un uso excelente de la banda sonora para ayudar a generar una atmósfera perturbadora y de pesadilla.