
Los mundos de Coraline es una joya de la animación stop-motion que consigue combinar la inocencia del cuento infantil con la perturbación del horror psicológico, transcendiendo el género para convertirse en una obra maestra visualmente deslumbrante y profundamente inquietante. Dirigida por Henry Selick (Pesadilla antes de Navidad; James y el melocotón gigante) y basada en una novela de Neil Gaiman, la combinación de fantasía y terror con una estética visual hipnótica cuenta una historia profundamente inquietante y emocionalmente resonante.
Sinopsis de «Los mundos de Coraline»

Coraline Jones es una niña curiosa y solitaria que descubre una puerta secreta en su nuevo hogar. Al cruzarla, accede al "Otro Mundo", una versión alternativa de su vida, que parece más apetecible, perfecta y mágica.
Temas oscuros para todas las edades
Aunque se promocionó como una película para toda la familia, Los mundos de Coraline es, en esencia, un cuento gótico moderno que aborda de una forma fascinante temas profundos y complejos: la identidad, el abandono emocional, el deseo de pertenencia, la importancia de enfrentar nuestros miedos y el valor de apreciar la propia realidad, por imperfecta que sea. Su tono oscuro y su narrativa compleja la convierten en una experiencia cinematográfica que desafía las convenciones del cine familiar.

Coraline Jones encarna una figura arquetípica del cuento clásico: la niña curiosa que se adentra en lo prohibido. Sin embargo, la narración reformula este tema con una sensibilidad contemporánea. Coraline no es una víctima pasiva, sino una protagonista activa que aprende, a través del peligro, el valor de la imperfección y la autenticidad familiar.
La maestría de Selick reside en la recreación de esa atmósfera dual. El mundo real es sombrío, gris y melancólico, reflejando el estado de ánimo de la protagonista. El «Otro Mundo», en contraste, es vibrante, saturado y musicalmente exuberante. Sin embargo, la perfección pronto revela su naturaleza macabra. Es una trampa cuidadosamente diseñada por la «Otra Madre», una criatura arácnida que se alimenta de almas de niños.

Fue la primera película de stop-motion en ser filmada enteramente en 3D estereoscópico, y el uso de esta tecnología no es un truco, sino una herramienta narrativa que acentúa la profundidad y la textura de este universo. La técnica de animación está realizada con una meticulosidad impresionante. Cada textura, sombra y movimiento está cuidadosamente calculado para reforzar la atmósfera de inquietud. Cada fotograma está cargado de detalles que potencian una sensación de surrealismo gótico.
Una peli esencial para cualquiera que aprecie la animación como una forma de arte y para todos los que disfrutan de las historias que tienen capas de oscuridad bajo una superficie de cuento de hadas. Es, sin duda, una de las mejores películas de stop-motion jamás realizadas.

Trailer de «Los mundos de Coraline»
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