A finales de 1992 y tras el largo litigio entre Eon Productions y MGM/UA que había evitado el inicio del rodaje de una nueva película de James Bond, el conflicto estaba solucionado y se pusieron en contacto con Timothy Dalton para la nueva película. Éste, ya cansado de esperas y de las peleas legales de las productoras renunció amablemente al papel de 007 y nada pudieron hacer por convencerle de lo contrario.
A pesar de los rumores, los Broccoli nunca habían entrevistado a otros actores para el papel porque habían planeado realizar ya no sólo una tercera película con Dalton llamada «Property of a Lady», sino que pensaban proponerle un nuevo contrato por más películas. La partida de Dalton provocó a parte de un desbarajuste en sus planes, nuevamente un dilema de reparto pensando de manera más que socorrida en Pierce Brosnan para el nuevo 007.
Brosnan, desolado por haber perdido la oportunidad en 1986, se alegró enormemente cuando en Junio de 1994 le volvieron a pedir que fuese el nuevo James Bond. La elección de Brosnan estuvo inspirada ya que representó un lavado de cara de la franquicia de 007. No estaba sólo en juego la carrera de Brosnan como actor principal, si no que la estabilidad económica de un estudio entero dependía de su habilidad para establecerse como un héroe de acción.
Aún así, estaban decididos a devolver a Bond por la puerta grande. La tarea no era fácil. Ya que no podían recurrir a la guerra fría puesto que ésta había terminado y el imperio Soviético se había derrumbado. Además la idea generalizada dentro de la industria cinematográfica era que sería un esfuerzo absurdo intentar hacer volver a James Bond, un tipo de acción que no concordaba ni de lejos con la acción comercial que había en el momento. Aún así se lo propusieron seriamente.
Los resultados de taquilla para GoldenEye, rompieron récords internacionalmente, convirtieron en creyentes incluso a los cínicos más radicales. Porque, si bien no era un Bond como el de Dalton, totalmente fiel a la novela, no era un bufón como Moore y físicamente también se parece mucho y tiene un punto que sólo tenía Connery, que podía llevarse a la chica con sólo una sonrisa de manera creíble. Además también consigue retener los elementos clásicos de la serie: lugares exóticos, vestuarios glamurosos, mujeres que se derriten en su presencia y gadgets de alta tecnología.
Pero si realmente hay un gran logro en la película es Pierce Brosnan, quien desde 1986 había evolucionado tanto como actor como físicamente y había conseguido superar ese regustillo a Remington Steele que todos los seguidores temían. Si lo pensamos detenidamente y viendo su evolución posterior, lo mejor que le podía haber sucedido es no conseguir el papel en 1986 en la que todavía se hallaba inmerso en la serie de Remington Steele, fue mucho más adecuado como actor más adelante, cuando el público se había alejado de la idea de la serie, algo que el propio Brosnan ha reconocido en más de una ocasión, ya que la serie, si bien le dió fama, le encasilló como cara bonita sin cerebro y no le permitió hacer otros papeles.
Brosnan tiene una presencia en pantalla arrebatadoramente sexy, muy convincente y una habilidad especial para soltar una frase ingeniosa sin llegar al punto de Moore que era insoportable. Y que por primera vez desde la era Sean Connery, se hizo creíble ese tipo de seducción varonil, la emanación de testoscerona, o el yo que sé que hacía caer incomprensiblemente rendidas a las mujeres ante su presencia.
Además hay que admitir que el éxito de la película no sólo se debe a Brosnan, él tuvo la fortuna de tener una elección de reparto excelente, elegidos basándose en sus habilidades y en sus aptitudes, no sólo por la belleza y su caché.
Pero siendo justos, Goldeneye no es una película perfecta. El guión, en el que finalmente tubo contribuciones de multitud de guionistas, es en la mayor parte del tiempo errático, con escenas individuales espectaculares que no tienen nada que ver con el hilo de la película, y la banda sonora en vez de ayudar a las grandes secuencias, a menudo rompen el climax o lo confunden marcando un ritmo inadecuado para la tensión de la escena. Aún así, el regreso de James Bond fue una noticia bien recibida por el mundo que casi había olvidado que un héroe de acción podía tener estilo y gracia. Incluso después de 35 años, nadie lo hacía mejor que 007. y realmente era una acción diferente de la que estaba de moda, eso, lejos de perjudicar, era su mayor aliciente.
El tema principal de la película es GoldenEye (cómo no) escrito por Bono y The Edge y magníficamente interpretado por Tina Turner la cual no sólo le da impacto y vida a la canción sino que hace que te sientas un espía internacional. La música corrió a cargo de Eric Serra, compositor habitual del director Luc Besson. Su partitura recibió fuertes críticas por los aficionados de la saga al recurrir a arreglos electrónicos y acompañamientos percusivos y pausados, un sonido ajeno al habitual en las películas del agente 007. A mi humilde parecer era, es y seguirá siendo un arreglo magnífico.
Fuentes: Archivo 007, Wikipedia, Filmaffinity y SensaCine