Abigail es una película que fusiona elementos del terror clásico con toques de comedia negra, creando una experiencia cinematográfica algo dispar y desequilibrada. Dirigen Tyler Gillett y Matt Bettinelli-Olpin, conocidos por su trabajo en Ready or not y el reinicio de Scream en 2022-2023 (algo que resulta bastante relevante en el tono de la cinta que nos ocupa). Protagonizan Melissa Barrera (Reposo absoluto, Your monster), Dan Stevens (Lucy in the sky, Un espíritu burlón), Alisha Weir (Matilda, de Roald Dahl: El musical, Pequeñas cartas indiscretas), Kathryn Newton (El mapa de las pequeñas cosas perfectas, Lisa Frankenstein), Kevin Durand (Tragedy girls, Instinto peligroso) y Giancarlo Esposito (En acto de servicio, Stargirl).
Sinopsis de «Abigail»
A una banda de delincuentes se les ha encargado secuestrar a Abigail, una bailarina de doce años hija de una poderosa figura del inframundo. Su misión requiere también vigilarla durante la noche para poder cobrar un rescate de 50 millones de dólares.
El lago rojo de los cisnes
Abigail podría ser una propuesta interesante, pero no acaba de convencer en varios aspectos. Uno de sus problemas es que si has leído alguna sinopsis (no la que publicamos aquí arriba) o has visto algún trailer, adelanto o anticipio (como el que hay un poco más abajo), te sobra casi toda esa primera media hora que intenta convencerte de que vas a ver una historia que va de una cosa cuando en realidad va de otra. Todo ese tiempo podría servir para presentar a los personajes o para establecer algún tipo de dinámica interesante entre ellos, pero no. Los personajes son (casi todos) estereotipos de lo más simple y les sobran 10 minutos para quedar perfectamente retratados y saber prácticamente desde el principio por dónde va a tirar cada uno en relación a los demás.
Los directores saben cómo crear tensión y atmósfera, y las secuencias de acción están bien ejecutadas. Desde el inicio, hay una atmósfera malsana, inquietante y cargada de suspense. Aun así, aunque hay momentos de gran intensidad, el ritmo en general es muy irregular y decae en varias ocasiones. Hay secuencias demasiado alargadas, que no aportan anda y acaban por diluir la tensión acumulada.
Destaca especialmente la labor de Alisha Weir en el papel de Abigail, demostrando una gran capacidad interpretativa y un carisma arrollador, combinando inocencia y terror de manera efectiva. Bueno, tampoco es que tenga que hacer frente a un reparto que demuestre poseer unas grandes dotes actorales.
El guion, aunque entretenido, es relativamente predecible en algunos momentos, con toques de humor negro y escenas de gore casi-casi explícito. Está claro que Gillett y Bettinelli-Olpin han querido hacer una especie de Scream que no recuerde demasiado a Scream y se han quedado cortos en todos los campos. El humor no molesta demasiado y ayuda a hacer más llevaderas algunas escenas bastante duras, pero es demasiado tontorrón y probablemente le hubiera ido mejor con algún toque más autorreferencial hacia el género. El terror, aunque bien llevado, también va a medio gas, sobre todo una vez revelada la «sorpresa» lo que nos deja casi con una cinta más orientada hacia la acción sin más.
Por otro lado, el desenlace, en concordancia con la presentación alargada, también se prolonga de forma desesperante. En cuanto parece que la historia está a punto de llegar a algún tipo de conclusión definitiva, aparece un personaje al que no se esperaba, surge una nueva revelación que no parece venir a cuento o se presenta un giro argumental sin sentido y la agonía se prolonga 5 o 10 minutos más.