TÍTULO ORIGINAL | Hellbound: Hellraiser II | ||
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AÑO | 1988 | NACIONALIDAD | Reino Unido |
DIRECTOR | Tony Randel | ||
GUIÓN | Peter Atkins (Historia: Clive Barker) | ||
REPARTO | Clare Higgins, Ashley Laurence, Kenneth Cranham, Imogen Boorman, Sean Chapman, William Hope, Doug Bradley, Simon Bamford | ||
SINOPSIS | Kirsty Cotton acaba recluida en un sanatorio donde intenta olvidar la pesadilla vivida con la muerte de sus padres. Sin embargo, allí coincide con el siniestro Doctor Channard, quien encuentra en la joven la pieza que necesita para llegar al éxito en sus intentos de encontrar la puerta a una dimensión oculta. |
Hellraiser II bebe tanto de los méritos de la primera parte que lejos de llamarse secuela habría que llamarla Extensión. Es más, el % de metraje de la primera película es tan alto en esta segunda que el director debería sentir vergüenza de sí mismo.
Continúo tras el salto…
Otra cosa que no ayuda nada, pero nada nada, a disfrutar esta película es el doblaje (sí, la estoy viendo en castellano). No es que el doblaje sea malo, es que es nefasto… Un mismo actor poniendo voces a diferentes personajes sin modificar su entonación o intención. Voces sospechosamente parecidas en diferentes personajes entre la primera y segunda película. Ojo, esto no es culpa del actor de doblaje, sino del director de doblaje, que no ha sabido/querido/podido escoger las mejores voces para el proyecto. Una pena, porque estropea mucho el disfrute del espectador.
Como novedad, de las pocas que hay en la peli, tenemos los experimentos del psiquiatra con uno de los internos en ‘el colchón del amor’. Así abrimos de nuevo la puerta del infierno y rescatamos a la madrastra de la primera peli.
Y a partir de aquí, repetimos cliché con la primera película, pero invirtiendo sexos: ahora el psiquiatra traerá cadáveres a la madrastra para que se recupere. Es decir, en más de media hora de película, no hemos tenido ninguna novedad y se acerca más a ser un remake de la primera que una continuación.
No es hasta pasados los 47 minutos que empieza la película de verdad, cuando Kirsty se encuentra con su madrastra y le comenta las novedades del guión.
Ellos no te lo dijeron, verdad? Han cambiado las reglas del juego. He dejado de ser la malvada madrastra. Ahora soy la reina perversa.
Durante todo lo que llevamos de peli, se nos va presentando, a los pocos, un nuevo personaje secundario, que sabemos tendrá bastante protagonismo: una chica ‘adicta’ a resolver puzzles, y cómo no… el psiquiatra le hace llegar la Caja de Lemarchand, con la que abre la puerta a los cenobitas y le volvemos a ver el pelo a Pinhead. Y volvemos a cagarla con el doblaje…
Bueno, en esta ocasión, más que el doblaje es la mezcla del sonido y efecto aplicado a la voz de Pinhead… una especie de chorus omnipresente y fortísimo que hace que la voz sea casi incomprensible.
En fin, la historia continúa y por fin tenemos innovaciones: nos presentan el mundo de los cenobitas. Curioso lugar que espero no tener que visitar en ningún momento.
El final es un poco incomprensible, dejan muchas cosas en el aire, las paranoias que vemos no sabemos sin son reales o, como dije, paranoias, pero bueno, los últimos 40 minutos son lo mejor: cenobitas a tope, infierno a tope y gore a tope. Un infierno, por cierto, que parece diseñado por Escher.
Nos se nos aclara mucho por qué motivos Leviathan deja libres a unos sí y a otros no, tampoco sabemos qué motiva a los cenobitas para convertir a unos sí y a otros no, ni por qué parecen omnipresentes u omnipotentes en unos momentos sí y en otros no, ni el por qué de la traición de la madrastra al amante… Pero en fin, para terminar sin mucho spoiler, me remito a mi párrafo anterior: los últimos 40 minutos de esta película justifican los 60 perdidos antes.
Pero vamos, explora, con libertad. Nos queda toda la eternidad para conocer… tu carne.
Os dejo el tráiler y una recomendación: miradla, pero sin demasiadas ganas…