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La casa de los 1000 cadáveres (2003) – Zombie über alles

Cartel de La casa de los 1000 cadáveres, de 2003

La casa de los 1000 cadáveres es el debut cinematográfico de Rob Zombie. Un plagi-homenaje a los clásicos La matanza de Texas y Las colinas tienen ojos, tomando elementos de ambas, y abusando de muchos otros clichés y estándares del género.

Aunque no se concibiera como tal, es la primera de la tetralogía «Firefly», acompañada de Los renegados del diablo (2005), la película de animación The Haunted World of El Superbeasto (2009) y 3 del infierno (2019). La de animación es una historia paralela a los eventos de las otras películas, y de ahí que muchas veces no se cuente dentro de la serie.

La película se gestó mientras Rob Zombie trabajaba para Universal creando una atracción tipo «la casa del terror» en un parque de atracciones. A la vez que creaba la casa/laberinto iba imaginando y escribiendo un relato que contar a los visitantes de la misma. Le debió gustar tanto que se lanzó a rodar. Tras -tan sólo- 25 días de rodaje, la película estaba lista, y aunque fue vapuleada por la crítica, consiguió sacar casi 17 millones de dólares sobre los 7 que costó. Que una película de tan bajo presupuesto consiga esos niveles de recaudación es algo bastante gordo.

Fotograma de La casa de los 1000 cadáveres, de 2003

En fin, la historia de La casa de los 1000 cadáveres es bastante cliché, en líneas generales…

Dos parejas de jóvenes se pierden durante la noche y van a dar a una oscura casa habitada por una familia de psicópatas. Asesinatos, canibalismo y ritos satánicos son algunos de los mil horrores que allí les esperan.

Leyendo esa sinopsis hasta podríamos decir que la película se basa en el clásico del gore-rural gallego La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos (1993), rodada en tan sólo 7 días por Antonio Blanco, Toñito.

Un grupo de jóvenes regresa en coche de un concierto durante la madrugada. En el camino, unos cristales rotos en la carretera pinchan una rueda y se ven obligados a pedir ayuda en la casa más cercana donde, por desgracia para ellos, viven los Machado: la familia más psicópata de La Coruña.

En esta ocasión la familia psycho son los Firefly, y están tan chalados como se espera de ellos. Desde el más feo hasta la más guapa que buena actriz Sheri-Moon Zombie. Salvo en The Lords of Salem, siempre suele estar bastante comedida y se sabe conocedora de sus limitaciones interpretativas. En esta ocasión, resulta muy fresca y se deja llevar, y es lo que pide el personaje, así que chapó.

Fotografía de rodaje de La casa de los 1000 cadáveres, de 2003
Rob Zombie, Sheri-Moon Zombie y Bill Hudley

Pero aunque la historia sea un cliché, es el cómo contarlo lo que de verdad mola. La edición/montaje de la película con partes estilo videoclip, por el movimiento de cámara, zoom; los insertos cutres de videocámara, las escenas en blanco y negro, o de colores invertidos… todo ello mezclado después con escenas «de verdad»… no sé, es un mix que me parece brutal, aunque entiendo que no va a ser del gusto de todos, y aquellos que busquen una película más «plana» a nivel técnico quizá no se vean encantados.

En resumidas cuentas, La casa de los 1000 cadáveres no es para todo el mundo, y por ello no podemos dejarnos llevar por la crítica o el rating que tenga la película en plataformas generalistas como IMDB (6,1/10) o Filmaffinity (5,1/10). Aunque siendo el género que es, y viendo la puntuación que le dan en estas páginas, bien puedes hacerte a la idea de ver un peliculón.

No lo es, pero está muy guay,.

El tráiler

Conducid con cuidado, y gracias por venir a la licorería del conejo ardiente!

En unos días continuaré con las otras 2 películas principales, Los renegados del diablo y 3 del infierno. Estad atentos!

Black Eagle (Águila Negra) (1988) … me deja sin palabras

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Mira que he visto películas malas, muy malas… Pero lo de »Black Eagle» no tiene perdón. Es mala con avaricia, aburrida, anodina, soporífera y un largo sinfín de sinónimos de BODRIO. Otras pelis malas, incluso peores técnicamente que ésta (subrayo doblemente el »incluso»), de serie Z o rodadas por algún video-aficionado, pueden tener interés o ser divertidas; pero es que ésta, ésta es, además, un bodrio aburrido, completamente ausente de aliciente alguno. 

JEAN-CLAUDE VAN DAMME – BLACK EAGLE (1988)

Después de que un F-11 es derribado en el Mar Mediterráneo, el gobierno americano no puede permitirse el lujo de perder un láser de alto secreto (capaz de rastrear dispositivos) que estaba a bordo del avión de combate. Pero, desgraciadamente, el equipo de la KGB liderado por el infame Andrei está ganándole a la CIA en su carrera por encontrarlo. La CIA no tiene ninguna otra opción que llamar a su mejor hombre, el amo de las artes marciales Ken Tani: nombre en código Águila Negra. En contestación, la KGB acude a una guerra extrema, con el poderoso que arrastra a Ken en una lucha mortal.

Parte con un argumento simplón, en plena guerra fría se pierde un aparatejo importante para los U.S.A., y el ejército americano no puede permitirse que sus archienemigos los soviéticos lo posean. Es muy lenta, la trama no da para mucho y se empeñan en torturarnos más de hora y media. 

Pero en serio, dejando de lado lo lenta y absurda que es la película, ni el espectador más empalmado por el género de acción podrá creerse las hazañas de este G.I. Joe de metro veinte capaz de sobrevolar Malta con un ala-delta mientras cuenta con la ayuda de un cura experto en explosivos y binoculares, con los que pasa la mayor parte del tiempo.

Durante su desarrollo no aparecen muchos diálogos, y los que surgen son ridículos y provocan la risa,  Van Damme, que encarna a Andrei, un malote soviético con cara de chulo y pelo engominado. Las escenas de lucha entre Andrei y Black Eagle son harto patéticas, sin efecticismo ninguno. Lo peor es ver a Van Damme de traje y haciendo su apertura de piernas inhumana tan típica, creo que tendré pesadillas unas cuantas noches.

Por no tener ni tiene los fallos escandalosos de raccord que la hagan digna de crítica mención,… eso si no contamos que te pueda matar la hélice de un buque (que luego resulta ser el barco de Chanquete durante su destrucción) situada en la proa y no en la popa o las cagadas de ardilla que escupen sangre y el bueno de JCVD mientras hace el baile del robot….

Curioso el cambio a plano aberrante en la secuencia de tiroteo en el hotel, acabando de rematar el legado de Griffith y compañía. La música también es espantosa, no creo que haya nada bueno en ella por más que pienso… ah sí, escenas turísticas de la isla de Malta. Y si he de reseñar una escena para la memoria… cuando pone The End, la mejor escena de todas.

Os dejo el tráiler de Black Eagle.