Andre Gower, Robby Kiger, Stephen Macht, Duncan Regehr, Tom Noonan, Brent Chalem, Ryan Lambert, Ashley Bank, Michael Faustino, Mary Ellen Trainor, Leonardo Cimino, Jon Gries, Stan Shaw, Lisa Fuller, Jason Hervey
SINOPSIS
Los habitantes de una pequeña y pacífica ciudad se ven alterados por la llegada de un extraño personaje y por sus no menos extraños acompañantes, quienes están decididos a encontrar, sea como sea, un amuleto que controla el equilibrio entre el bien y el mal. Cada cien años las fuerzas del mal desafían a las del bien, y éste es el año…
Los Expendables del terror o los Goonies con bichoños, no lo tengo decidido aún, pero lo que sí tengo bien clarito es que Una pandilla alucinante (Monster Squad) mola mucho mucho.
Jaime Chávarri y Jesús Franco sobre la novela de Bram Stoker
MÚSICA
Jesús Franco, Manfred Hübler, Sigi Schwab
FOTOGRAFÍA
Manuel Merino
REPARTO
Ewa Strömberg, Soledad Miranda, Andrés Monales, Dennis Price, Peter Paul Muller, Heidrun Kussin, Michael Berling
SINOPSIS
Linda, una agente inmobiliaria, asiste a un espectáculo erótico en un club nocturno, donde queda fascinada por la actuación de una bella joven. Cuando, por motivos de trabajo, viaja a una isla para arreglar unos papeles de la propiedad de la condesa Nadine, descubre que ésta es la misma mujer que actuaba en el night club y que se aparece en unos extraños sueños que tiene cada noche.
Adaptación (muy) libre del «Drácula» de Bram Stoker, en tono de fantaterror erótico, llevado a cabo por Jess Franco, uno de los cineastas españoles más polifáceticos, del que creo que aún no se había comentado nada en Zinemaníacos. Sirve esta modesta entrada como homenaje al realizador, que nos dejó el pasado 2 de abril.
Hotel Transylvania es una película de animación por ordenador dirigida por Genndy Tartakovsky, responsable entre otras cosas de Las Supernenas, El laboratorio de Dexter, Samurai Jack, Star Wars: Clone Wars (la serie de 2003).
El Conde Dracula es el dueño del hotel Transylvania, un refugio de cinco estrellas para todos los monstruos del mundo que deseen un poco de tranquilidad. Con motivo de la celebración del 118 cumpleaños de su hija Mavis se prepara una gran fiesta que será interrumpida por la aparición de un ser humano normal…
La verdad, llevo bastante tiempo queriendo hablar -más bien gritar o quejarme- de la New Wave Of Fucking Bullshit a la que nos están sometiendo en el cine, literatura y dentro de poco museos y restaurantes.
De un tiempo a esta parte, estamos siendo invadidos por películas de Vampiros y Hombres-Lobo, juntos o separados, y atormentándonos con su supuesta eterna rivalidad ancestral…
La etimología folclórica también conecta la palabra -licantropía- a Licaón, rey de Arcadia, quién, de acuerdo al poema de Ovidio Metamorfosis, fue convertido en un lobo rabioso como respuesta al intento de servir carne humana, la de su propio hijo, en la visita de Zeus para refutar o desaprobar la divinidad del dios.
Hubo un momento en el cine de terror, donde estos «seres» eran respetados, por ser verdaderos causantes de pánico, horror y cómo no, pesadillas. Poco a poco fueron evolucionando hasta ser lo que hoy en día son, meros reflejos payasales de lo que un día fueron.
No se trata en este caso de una película fácil, menos aún para jóvenes acostumbrados al color y a la voz en el cine. Sin embargo, el tema ya clásico del vampiro resulta siempre atractivo para los estudiantes, y el hecho de que sea una obra de alto riesgo artístico puede suponer un aliciente. Se trata de un verdadero desafío para un director de cine: llevar la historia de Drácula, de Bram Stocker, al cine, pero no con los recursos habituales, sino en blanco y negro, con la calidad del cine mudo, del cine expresionista alemán, y contada por medio de la danza. Todo un reto, como se puede imaginar. Para ello, contaba Guy Maddin con la actuación del Ballet Canadiense de Winnipeg y con la música de Mahler. También con una impresionante puesta en escena, con decorados expresionistas.