Un soldado estadounidense es gravemente herido durante una peligrosa misión y es sometido a un tratamiento experimental que lo transporta al pequeño planeta Marte 216 en Alpha Centauri, donde se libra un ancestral enfrentamiento entre dos de sus razas.
Si hay una película que ha sido hecha para ser 100% disfrutable con cervezas y amigos es «Princess of Mars»: los diálogos, las reacciones de los personajes y las situaciones parecen pensadas a propósito para ser coreadas y comentadas en grupo.
The Asylum quiso aprovechar el anuncio de «John Carter» (2012) (que ya comentamos en su momento) para hacer su propia versión de la novela de Edgar Rice Burroughs, pero el retraso en el rodaje de la película de Disney hizo que se acabaran subiendo al carro de la promoción del «Avatar» de James Cameron que, a fin de cuentas, había reconocido la inspiración de las novelas de Marte en su cinta.
Hay que reconocer que esta adaptación es más fiel al libro que la de Disney, que hace un pastiche un poco confuso de los dos primeros libros de la saga marciana. En «Princess of Mars» actualizan la historia pasando John Carter de ser un soldado confederado a un militar estadounidense en Afganistán, simplifican varias de las tramas y cambian la ubicación de Marte, pero sigue en líneas generales el argumento de la novela original.
Las actuaciones son justitas, las coreografías de las peleas son crutroides, y los efectos especiales flojos, con mucho abuso de CGI barato y disfraces de goma, pero al contrario que en otras propuestas similares, se intenta disimular la falta de presupuesto con mayor o menor éxito. El ataque de las hormigas-araña (o lo que sean) está medianamente bien resuelto.
Por cierto, la tecnología para transferir a un ser humano completo de su cuerpo en la Tierra a su duplicado en Marte se guarda en un pendrive de 16 Gb. Entérate, Bill Gates, a ver qué ibas a conseguir con sólo 640 Kb.
Risas cerveceras garantizadas.