Sinopsis de Orígenes Secretos
Madrid 2019. Un asesino en serie está sembrando el caos. Personas anónimas están siendo asesinadas imitando las primeras apariciones de los súper héroes más conocidos. Cosme es el mejor detective de su comisaría, y está a punto de jubilarse contra su voluntad. David es su relevo, y es joven e impulsivo. Ambos tendrán la misión de encajar las piezas en un juego del que desconocen las reglas. En su aventura contarán con la ayuda de Jorge Elías, hijo de Cosme, entrañable friki y dueño de una tienda de cómics y de Norma, jefa de ambos y amante del manga y del cosplay.
Los héroes no existen
Orígenes Secretos es el largometraje que supone el debut como director de David Galán Galindo, basado en su propia novela, aunque ya había realizado algún corto y participó en la antología Al Final Todos Mueren. La película gozó de numerosos comentarios y críticas positivas en las redes sociales en el momento de su estreno en una reconocida plataforma de streaming, pero no me llamo tanto la atención para verla inmediatamente. Acabó cayendo hace unos días aunque más por casualidad que por intención expresa de verla. Y ha resultado ser una sorpresa de lo más agradable.
No hay spoilers como tal pero hago referencia a un par de elementos importantes en la trama que podrían ser considerados como tal. Avisados estáis.
Básicamente, se trata de una adaptación de Seven, en la que el asesino recrea orígenes de superhéroes en vez de hacerlo con los pecados capitales. Tiene algunas cosas de El Protegido y multitud de referencias al panorama editorial español de los años 70-80. Es una mescolanza extraña y arriesgada que bordea el ridículo en ocasiones, pero consigue no cruzar esa línea y acaba ofreciendo, en términos generales, un producto (casi) sólido y un entretenimiento muy eficaz.
El ritmo es pausado y da la impresión de que han querido meter demasiadas cosas en poco tiempo; hay algunos elementos de la historia que parecen bastante apresurados, especialmente en lo tocante a las relaciones que se establecen en los personajes. Las interpretaciones son un poco acartonadas y, en general, el reparto parece que no llega a creerse o a meterse del todo en sus papeles, transmitiendo de vez en cuando la sensación de que están leyendo la lista de la compra en lugar de interpretar a su personaje. Evidentemente, destacan Antonio Resines, que está perfecto en su papel y vuelve a demostrar que es un actor más que correcto que sólo necesita que no le den siempre el mismo papel, y, sobre todo, un inmenso Ernesto Alterio, con una interpretación genialérrima que va de menos a más según avanza el metraje.
El acto final juega con referencias al Batman de 1989, demostrando con un par de frases que el director entiende al personaje mucho mejor que Tim Burton… un par de frases que, de paso, podrían aplicarse a la mayoría de orígenes superheróicos cinematográficos.