Intrépidos punks es una de esas películas que, sin necesidad de verla, ya sabes que es un truñaco de proporciones bíblicas, pero que, a su vez, te proporcionará horas y horas de cachondeo con los colegas, lo que comúnmente denominamos «Joyas».
Punks ridículos, monjas con armas, desnudos injustificados, motos, punk mexicano, Mad Max Clase B, violencia y más punks ridículos.
Una película hecha a la medida de los gustos de nuestro compañero iBanhoe: planos lentos, diálogos sesudos, personajes muy bien definidos, una dirección magistral y una fotografía para el recuerdo. Nada de esto está en Intrépidos punks. Nada.
Por el contrario, tendremos un montón de punks sacados de videoclips de Judas Priest, una ristra de travestis ultra-violentos, una inexistencia argumental brutal, unos planos absurdos y sabe dios cuántas estupideces más. Y son esta mezcla de inverosimilitudes cinéfilas las que convierten a Intrépidos punks en una obra maestra del absurdo, las que la hacen divertida y, a veces, hasta disfrutable.
Pero de qué carajo va Intrépidos punks?
Escucha la letra de esta canción de Three souls in my mind:
Esta frase de Cinediondo resume perfectamente la película:
Estos Intrépidos Punks también deleitarán nuestros sentidos mostrándonos sus actividades cotidianas como tomar, fumar porros, jalar, practicar orgías donde “cada quien agarre al que se le plazca”, peleas a cadenazos (con cadenas de plástico), asaltar gasolineras matando a quien se le atraviese y como no, la siempre bienvenida “violación a domicilio”, donde mientras los Punks le dan matraca a las señoras de los jefes de policía, “Three Souls in my Mind” amenizan la fiesta con música en vivo (a que hora metieron la batería, bajos, guitarras y amplificadores a la casa e las viejas, son preguntas que obviamente no tienen ni necesitan respuesta en esta película).
Sí, has leído bien… una de las mejores escenas de Intrépidos punks es una violación, pero no por la violación en si, sino porque mientras suceden, entra una banda de punkis en la casa y se ponen a dar un concierto. Así como lo lees.
Sinceramente, necesitas algo más para querer ver Intrépidos punks? Abre una birra, líate un faso o dos y disfruta.
La película es de 1988